Cuando vivía en la ciudad de Los Angeles, jueves tras jueves, Rosita llegaba temprano a limpiar mi casa. Más allá de ser una excelente trabajadora, admiraba que siempre tenía “buena cara”; saludaba muy sonriente y se despedía tan alegre que llegué
Cuando vivía en la ciudad de Los Angeles, jueves tras jueves, Rosita llegaba temprano a limpiar mi casa. Más allá de ser una excelente trabajadora, admiraba que siempre tenía “buena cara”; saludaba muy sonriente y se despedía tan alegre que llegué
La risa y la sonrisa son medicina y placer; lo más propiamente humano que tenemos. Todos sabemos reír, aunque a veces se nos olvide. Pero lo importante no es hacerlo cuando nos apetece, de forma natural, sino cuando el dolor emocional o físico nos a
No quiero caminar…
Los caminos, ya andados.
Ni quiero besar…
Las bocas, que he besado.
No quiero repasar…
Los estudios, que he estudiado.
No quiero ¡ni aprender!
Lo que nunca fue olvidado.
No quiero pensar...
Lo que no ha sido
Octavio Paz, decía: ...¨Para el habitante de Nueva York, Paris o Londres, la muerte es palabra que jamás se pronuncia porque quema los labios.
El mexicano, en cambio, la frecuenta, la burla, la acaricia, duerme con ella, la festeja, es uno de sus
Dicen que los grandes cambios empiezan por un mismo y aunque el mundo a veces parece ser un lugar hostil, existen pequeñas acciones que hacen que las personas se sientan felices. ¿Quieres saber cuáles?
1. Cuenta un chiste: éste es un remedio infalibl