1) Habrá días en que te equivoques, y habrá días en que lo hagas muy bien: cuando tienes hijos, por lo general, TODOS los días son diferentes. Tu hijo se encuentra cambiando constantemente, al igual que tú. Por lo mismo, lo que un día te sirve y es útil, posiblemente al día siguiente no tenga éxito.
Es SUMAMENTE IMPORTANTE, que cuando las cosas no resulten como esperabas, te equivoques o se salga todo de control, seas paciente, amable y gentil contigo misma. Recuerda que eres la MEJOR MADRE QUE TU HIJO PUEDE TENER.
Si estás fuerte y sana física y emocionalmente, tendrás la fortaleza para enfrentar casi cualquier situación a lo largo de la maternidad.
2) Tu cuerpo cambiará: y probablemente nunca vuelvas a tener la misma figura, tonicidad y peso. Dentro de ti, se creó una nueva vida, por lo que es INDISPENSABLE que seas paciente, que comas saludablemente, y que hagas ejercicio SIN PRESIONARTE O EXIGIRTE de más.
3) Tu hijo, NO ES COMO LOS OTROS NIÑOS: es único e irrepetible, y los que mejor lo conocen, son sus propios padres. Por lo tanto, es muy probable que NO se comporte como lo dice el libro, como se “supone” que debería, como lo hiciste tú o tu familia, o como lo han hecho tus otros hijos.
Logrará hacer lo que tiene que hacer, CUANDO ESTÉ LISTO PARA HACERLO (no antes y no después). Es mejor que te enfoques en saber qué le gusta, qué NO le gusta, qué lo hace feliz, qué lo hace sentir incómodo, y qué es lo mejor para él en determinada situación.
4) La maternidad es hermosa, pero también es COMPLICAD, DIFÍCIL Y ASUSTA: cada hijo, cada madre, cada padre y cada familia son diferentes, y cada uno vive sus propias batallas. Estar asustada, sentirte indefensa, incapaz, con miedo, angustiada, y en ocasiones querer salir corriendo, son momentos normales al ser madre. NO ESTÁS LOCA, todas nos hemos sentido así MUCHAS veces.
Si compartiéramos con las demás madres y padres cómo nos sentimos realmente, formaríamos grupos de apoyo y solidaridad, validando nuestras emociones y ayudándonos mutuamente.
5) Se flexible: tu vida cambiará: desde tus horarios, rutinas y puntualidad, hasta tus relaciones interpersonales, amistades y prioridades.
Pide ayuda cuando la necesites, acepta que te has equivocado, descansa lo más que puedas, y crea redes de apoyo (familia, amigos, instituciones, círculos de mujeres, etc.). Estos te ayudarán en los momentos difíciles, cuidarán a tu bebé cuando estés cansada y desesperada, te amarán sin importar tus errores, y te recordaran que eres la MEJOR MADRE QUE TU HIJO PUEDE TENER.
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