1) Lo único constante es el cambio: los bebés, los niños y los adolescentes, se encuentran cambiando, creciendo y adaptándose en todo momento. Las diferentes etapas, transiciones o transformaciones que experimentan, pueden resultar agotadoras, estresantes y abrumadoras.
Recuerda tener un espacio para tu propio descanso y cuidado personal.
2) Lactancia: puede resultar exitosa, dolorosa o incluso NO ser exitosa.
Es claro que el mejor alimento, es la leche materna. Pero si por cualquier razón (médica, personal, porque no tienes leche, etc.), tú, tu pareja y el equipo de profesionales que los rodea, deciden suspenderla:
HAY OTRAS FORMAS DE VINCULARTE Y ALIMENTAR A TU BEBÉ
Una madre que no amamantó a su hijo, NO es una mala madre:
es SIMPLEMENTE una madre que utilizó diferentes alternativas
3) Sigue tus instintos: y descubre qué es lo mejor para ti y tu bebé. Si los consejos te ayudan, tómalos. Si no te sirven, deséchalos
4) No estás sola: todas las madres, han pasado por una situación similar a la tuya. Algunas han tenido más dificultades, y para otras, quizá haya sido más fácil. La maternidad es hermosa, pero también difícil.
5) Nuevamente, DESCANSA: y toma tiempo para ti. Pide que alguien de tu familia, amigos o un servicio externo te apoye para cuidar a tu bebé. Haz ejercicio, ve al salón de belleza, reúnete con amigas, ve al cine, o simplemente, toma tiempo libre.
Tomar tiempo para ti, NO significa que estés tratando de escapar. Significa que estás cuidando de ti, para ser una madre y mujer fuerte y sana.
6) Pide ayuda: delega o reparte las tareas del hogar y del cuidado del bebé.
7) Busca redes de apoyo: otras madres que tengan bebés; círculos de mujeres; instituciones, escuelas o centros donde recibas información, apoyo o que puedas hacer actividades con tu hijo. Espacios para compartir y escuchar.
8) Recuerda: ERES LA MEJOR MADRE QUE TU HIJO PUEDE TENER
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