Hay pérdidas que nos rompen de golpe, y otras que nos van desgastando en silencio. A veces creemos que estamos bien porque seguimos con la rutina, pero por dentro, algo no termina de sanar. Entender cómo afrontamos el duelo puede ser la clave para co
educación emocional (3)
Cuando su madre lo encontró, Leo estaba hablando con un osito de felpa viejo, de esos que ya tienen una oreja caída y la costura del cuello floja. Le hablaba bajito, con la voz temblorosa, como si intentara no llorar. Le decía que ya no iba a portars
El avión ya había despegado, pero ella seguía mirando por la ventanilla, como si pudiera ver a su madre allá abajo, en ese aeropuerto de concreto agrietado, con sus ojos hinchados de tanto llorar.
No se dijeron adiós. Solo un “nos hablamos pronto”.