Lo más triste de renunciar a un sueño no es el simple hecho de abandonarlo, sino la herida silenciosa de no saber jamás qué hubiera sido de nosotras si hubiéramos tenido la valentía de intentarlo. Esa pregunta se convierte en un eco constante en nues
atreverse (3)
¿Qué hubiera pasado si yo le hubiera dicho SÍ? ¿Qué sería de mí si me hubiera atrevido a hacerlo y hubiera sido un poco más valiente? ¿Cómo sería mi vida si hubiera emprendido?
Todas tenemos un arrepentimiento irreversible que un día empieza a c