Los estudios realizados por el neurólogo Benjamin Libet demuestran que la mayoría de nuestras decisiones son tomadas antes de que la conciencia las formule, y que el intelecto no es consciente de ello. Esto se debe a la dualidad existente en nuestro cerebro, dividido en dos hemisferios, con capacidades y responsabilidades muy diferenciadas.
Por lo general, somos poco conscientes del poder y la responsabilidad que tiene sobre nuestras vidas la mente subconsciente. A menos que hayamos sido entrenados para reconocer su lenguaje y cómo funciona, podríamos pasar su existencia por alto completamente.
La mente consciente es la creativa, la que puede conjurar los pensamientos positivos. Por el contrario, la mente subconsciente es estrictamente maquinal; repite las mismas respuestas a las señales vitales una y otra vez. Los actos de la mente subconsciente son de naturaleza refleja y no están controlados por la razón o el pensamiento.
Esto tiene importantes ventajas, ya que nos evita estar conscientes en todo lo que hacemos: respirar, masticar, parpadear, hacer la digestión, estornudar, conducir, etc. Por otro lado, también presenta desventajas, ya que una vez memorizado algo, reproduce siempre el mismo patrón de comportamiento.
La mente subconsciente es una gran amiga que realiza las funciones biológicas que nos mantienen vivos cada día, y las realiza automáticamente para que nosotros podamos enfocar nuestra atención en otras cosas.
El subconsciente es como una base de datos en la que se almacena todo lo que has experimentado a lo largo de tu vida, y cuya función se limita únicamente a interpretar las señales medioambientales y a activar las respuestas apropiadas a cada situación sin hacer juicios ni preguntas. Es como un disco duro regrabable en el que se almacenan todas nuestras experiencias.
La mente subconsciente es nuestro piloto automático, mientras que la mente consciente es el control manual. La mente subconsciente es mucho más grande y poderosa que la mente consciente. Como nos muestra Bruce Lipton en La Biología de la Creencia, nuestra mente subconsciente procesa alrededor de veinte millones de estímulos por segundo frente a los cuarenta que interpreta la mente consciente en el mismo tiempo. El subconsciente examina con detenimiento el mundo que nos rodea y las señales externas, percibe las condiciones del entorno y reacciona de inmediato seleccionando un comportamiento previamente adquirido, sin participación alguna de la mente consciente. Aunque la experiencia puede variar con el individuo, las estimaciones dicen que más del 95% de nuestras experiencias cotidianas están dirigidas desde el nivel subconsciente.
La capacidad de reaccionar rápida e instintivamente de la mente subconsciente es muy positiva cuando hemos que tomar decisiones rápidas (p.e. cuando vamos caminando y tropezamos, mientras caemos reaccionamos instintivamente poniendo las manos para proteger las partes más sensibles del cuerpo). En otras ocasiones pagamos el precio de tratar con la vida desde un lugar tan rápido y reactivo, especialmente cuando nuestras respuestas se basan en creencias adquiridas de las personas que aprendimos a imitar al principio de nuestra vida.
La mente consciente puede adelantarse o retroceder en el tiempo, mientras que el subconsciente sólo trabaja en el momento presente. Mientras ocupamos nuestra mente consciente con pensamientos de cualquier tipo, es nuestra mente subconsciente la que está al mando de nuestro cuerpo en base a la información almacenada. Esa información ha sido almacenada durante toda nuestra vida, incluso antes de nacer, en base a experiencias y vivencias tanto propias como de otros. Eso lleva en ocasiones a descubrirnos a nosotros mismos reproduciendo o huyendo de comportamientos o actitudes de otras personas con las que hemos tenido relación (padres, abuelos, hermanos, amigos, profesores,…), incluso aquellas que nuestra mente consciente pueda rechazar.
Mientras dormimos, es la Mente subconsciente quien está al cargo de todas nuestras funciones. Es la responsable tanto de mantenernos con vida como de procesar información en aquellos temas que nos puedan interesar, siempre que sepamos dirigirla adecuadamente. Tal como demostró Karl Pibram en sus experimentos, estamos sintonizados únicamente con un rango limitado de frecuencias. Sin embargo, cualquier estado de conciencia alterada, como la meditación, la relajación o el sueño, relajan dicha limitación permitiéndonos acceder a un rango de frecuencias mayor. Según el filósofo Ervin Laszlo es como si fuéramos una radio y nuestra anchura de banda se ampliara. Mientras dormimos, las partes receptivas de nuestro cerebro se hacen más receptivas a un gran número de longitudes de onda del Campo o Matriz energética, y quien está al control en ese momento es nuestra mente subconsciente.
¿Recuerdas haberte dormido después de horas de enfrentarte a un problema, para despertar al día siguiente con la solución? ¡Tu mente subconsciente había estado trabajando toda la noche en el problema, y lo había resuelto! Estas situaciones se dan con más frecuencia de la nos pensamos, ya que nuestra mente subconsciente no descansa nunca.
Ricardo Eiriz
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