Empecemos el nuevo año, dando las gracias por todo aquello que recibimos, a pesar de que el 2023 fue complicado.
Gracias por la vida y el amor que tuvimos que, seguramente, crecerá más este nuevo año.
Gracias por tener la capacidad de sentir la vida, a través de las flores, el sol, un buen café, una sopa caliente, una caricia, un abrazo, una sonrisa, el mar y el viento.
Gracias por todas las alegrías y el dolor, por lo que fue posible y por lo que no pudo ser, que hoy no comprendo, pero sí confío que fue para mejor.
El trabajo que pude realizar, todo aquello que sumo, con mi esfuerzo, en beneficio mío y de otros.
A tantos que amo y amé, quien estuvo cerca y me acompañó en el trayecto de este año que se acaba.
Por todas las amistades nuevas y antiguas, los más cercanos y los que están más lejos. A quienes me dieron una mano en mis momentos más difíciles y me acompañaron en ese trayecto. A quienes este año no pude tener cerca, pero siempre en mi corazón.
A los que pude ayudar de alguna forma.
Con los que he compartido el trabajo, creciendo y creyendo que un mundo mejor se crea a través de la consciencia, el servicio y el dar sin reserva.
Pido hoy perdón por mis descuidos, por lo que fui aplazando, por los días que viví sin entusiasmo, cuando se me desinfló la esperanza y caminé por el desencanto.
Este 1º de enero de 2024, veo un hoja en blanco en este calendario de 12 meses, sin estrenar, una nueva oportunidad de sembrar las semillas de paz, amor, abundancia, gozo, risas, sabiduría, optimismo, bondad, gratitud, compasión, salud, comprensión, libertad, alegría y todo lo bueno que estoy abierta a recibir y a dar a quien coincida en mi vida.
Bendigo y agradezco un año de grandes aprendizajes, de saltos cuánticos. A ti, por leerme y crecer juntos.
Brilla siempre.
Meg
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