Has escuchado hablar del movimiento denominado “slow living”, vida lenta, que aunque surgió en los años ochenta, está volviendo a ponerse sobre la mesa. ¿A que se debe esto?
Vivimos acelerados, estresados, cansados y eso se resiente en la pareja, con los hijos…con uno mismo. En un país como México, cuatro de cada diez personas que trabajan padecen los estragos del estrés labora, según la Organización Internacional del Trabajo.
Es decir, casi la mitad de los trabajadores mexicanos sufren por causas relacionadas con su empleo, lo que impacta directamente en su salud y en su familia.
Llevar una vida lenta no implica caer en un ocio excesivo o en un liberalismo sin censura, es más bien una herramienta para contrarrestar o evitar el riesgo de caer en el desarrollo de problemas como el Síndrome de fatiga en el trabajo.
Y es que el estrés laboral y otros factores contribuyen a que la persona cruce sus límites y caiga en un agotamiento total.
La Organización Mundial de la Salud ha clasificado esta patología como un síndrome relacionado con la fatiga física, mental y emocional, provocada por el estrés laboral.
Este síndrome se caracteriza por el cansancio laboral y emocional que inclusive consta de disfunción psicológica, con altos niveles de estrés y tensión que sobrepasa al área de trabajo, impactando en el ambiente familiar de quienes lo padecen.
Algunos factores, además del estrés, son el ritmo acelerado de vida, la falta de inteligencia emocional, el mal manejo de las frustraciones, la adicción a los dispositivos móviles, las crisis emocionales, la depresión y la ansiedad, así como problemas con las relaciones interpersonales.
Comparto contigo algunas alternativas para buscar reducir el estrés laboral y afectar menos a la familia:
- Planea, ordena e identifica lo que puede ser un obstáculo para el bienestar de tu familia y lo que te acerca a lograrlo.
- Toma decisiones siendo transparente y honesto contigo mismo.
- Consulta a tu pareja y siempre recuerda que tienes el apoyo de tu familia.
- Haz a tu familia parte de tus aciertos y también de tus errores. De ambos se aprende.
- Cuida tu descanso, aprovéchalo y procúralo.
- Evita el sedentarismo. El ocio es necesario cuando se tiene con medida.
- Ten buenos hábitos en todas las áreas de la dimensión humana.
- Motívate, para todo. Esto te impulsa a salir adelante y dar lo mejor de ti.
- Ve el lado positivo de las cosas; hasta de los conflictos y frustraciones salen oportunidades.
- Trabaja en tu autoestima y realización para tener seguridad, confianza y plenitud. Apóyate siempre en tu familia cuando surga un problema.
- Mantén un equilibrio entre tu vida personal, familiar y laboral.
Recuerda que el trabajo siempre debe estar subordinado a la familia. Es un medio para realizarte, nunca lo más importante en tu vida. Tu familia sí que lo es.
LUCIA LEGORRETA DE CERVANTES. Presidenta Nacional de CEFIM, Centro de Estudios y Formación Integral de la Mujer.
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