Las emociones son energía, con estas no hay salida si no es a través de conocerlas y de convivir con ellos así que toca identificarlas, conocerlas y familiarizarnos.
Hay que ser muy valiente para solo verlas y no hacer nada, simplemente SER sin necesidad de , controlarlas o reprimirlas y solo permitirnos estar con ellas.
Aprendamos a estar en presencia con lo que sentimos. Desarrollemos nuestra capacidad de estar presente dentro de la incomodidad y el dolor. No se logra de un día para otro, sin embargo día es importante practicarlo. Es así como nos liberamos de la prisión de la evasión. Dejamos que las emociones y sentimientos lleguen, dejamos que se muevan a través de nosotros, y después las dejamos ir.
Desarrolla una practica diaria en donde te revises y te des cuenta de que es y como te sientes, Hazlo en un evento neutro, por ejemplo cuando te sientas a comer.
Tómate un momento para ver cómo estás como esta tu cuerpo, cómo, qué y en dónde se siente? Respira y permítete sentir. Haz un escaneo corporal y busca donde hay sensaciones de rigidez, tensión, dolor o placer. Observa si puedes identificar a alguna sensación o sentimiento y nómbrala sin juicio y sin tratar de cambiarla.
Convive con la no permanencia, todo es temporal. Cuando esto se convierta en un habito fácil de llevar a cabo, haz lo mismo cuando te sientas invadido o rebasado por alguna emoción, ya sea positiva o negativa; de ser posible, toma distancia de la situación, o la acción que esta provocando esto, y nómbrala. Solo quédate quieto por un tiempo y permítete sentirla, observarla y estar en ella y respira de manera natural, encuéntrala en tu cuerpo, siente curiosidad a cerca de la misma, descríbela, date cuenta como esta, y finalmente observa como tiende a disminuir o desaparecer.
Observa algún evento en donde has evadido decir algo que sientes, pues no es tarde para hacerte responsable de lo que te pasa.
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