La palabra jubilación proviene del latín “iubilum”, que significa alegría y júbilo. En la vida real muchas veces no es así, de aquí la importancia de planeación esta etapa de la vida.
Implica sentimientos encontrados, es decir, la deseamos, pero le tememos. El primero nos indica que el trabajo es visto como un castigo, en el segundo se pone de manifiesto la falta de preparación para dejar de trabajar.
Podemos verla como un mal necesario que hay que combatir, pero también como una oportunidad de desarrollo y aprovechamiento de la experiencia acumulada.
La jubilación nos libra del trabajo, del horario laboral y de la responsabilidad que conlleva cada puesto. Laboralmente es un cambio que puede verse como un premio al esfuerzo por muchos años de trabajo. Coincide con la tercera edad en la cual las facultades físicas disminuyen paulatinamente, se pierde el estatus profesional y social, las parejas enfrentan el síndrome del nido vacío y algunos amigos van desapareciendo.
Hay personas que le tienen miedo a la jubilación, les preocupa la reducción de ingresos o el como van a llenar su tiempo. Desde nuestra infancia nos enseñan a trabajar, pero no a llenar nuestro tiempo libre.
Algunas de las actitudes negativas ante la jubilación son: evadir el tema, falta de previsión, reducir el campo de intereses, dejar de frecuentar a los amigos, quedarse en casa de modo permanente, desarrollar una conducta y pensamientos egocéntricos, descuidar la propia imagen corporal y moral, vivir sin horario ni plan de actividad, fantasear constantemente en el pasado o bien alejarse de su fe.
Algunas de las actitudes positivas ante la jubilación son: mirar con ilusión la edad del júbilo, planear a qué nos dedicaremos, crecer en generosidad y servicio, hacer escuela de aquellos que sabemos, reducir nuestras expectativas en aspectos materiales y aumentarlas en espirituales, centrarnos más en la calidad que en la cantidad de nuestra acción, esforzarnos por estar en forma física y psíquicamente; interesarnos por los demás y crecer en confianza, optimismo y fe.
¿Qué tienes que organizar para gozar de tu jubilación?
Exige una reorganización de horarios, actividades y objetivos vitales. Muchos jubilados permanecen más tiempo en casa y esta circunstancia influye en toda la familia.
Algunos sienten que estorban en su propia casa, y hay miembros de la familia que creen que les han invadido su espacio. Los asuntos laborales desaparecen y los compañeros de trabajo se alejan; en consecuencia, el jubilado debe encontrar otras ocupaciones, debe iniciar relaciones sociales en otros ámbitos, debe preocuparse de problemas diferentes y debe hablar de temas distintos.
Hay que acabar con las imágenes negativas a las que se asocia la jubilación. Se vincula esta etapa con pérdida de facultades y con problemas de salud, con una disminución de recursos económicos, con inactividad, con soledad, con pérdida de autoestima.
Si el jubilado continúa estimulando sus capacidades físicas y mentales, la pérdida señalada será mucho más reducida. Se van perdiendo algunas facultades, pero se posee la riqueza de la experiencia. Los ingresos son menos, pero habitualmente son menores los gastos.
Las ventajas de una persona jubilada es que tiene más tiempo para hacer actividades que antes no hacía, más contacto con la familia, puede viajar, practicar deporte, estudiar, leer. Puede administrar su tiempo.
Es por lo tanto muy importante prepararse mentalmente para “este cambio importante en la vida”. Debe buscarse ocupaciones y entretenimientos, y desarrollarlos sistemáticamente. No levantarse tarde ni ver mucha televisión.
Una jubilación feliz no se improvisa, ni se logra de un día para otro. Es necesario reflexionar sobre esta etapa y hacer a un lado los prejuicios que la rodean.
La previsión económica debe empezar muchos años antes de la jubilación. Una vez llegado el momento de ella hay que aprender a ocupar el tiempo libre, tener una disciplina horaria, cuidar el arreglo personal y la salud.
Y para no quedarse solos, debemos tener una vida social activa, cultivar y hacer nuevas amistades.
Depende de ti el saber planear tu jubilación. Separarse del trabajo no significa separarse de la vida, ésta sigue. Por eso la jubilación debe entenderse como un premio al esfuerzo, a la perseverancia en el trabajo y al servicio prestado.
Los jubilados que saben organizarse y que aprovechan los recursos que ofrece nuestra sociedad, disfrutan de la vida y de la familia; eso sí, han tenido que vencer el reto de adaptarse a una nueva etapa y han tenido que esforzarse para llenar de contenido creativo todo su tiempo.
¡No le tengas miedo y mejor planea bien tu jubilación y sobretodo disfrútala! Tarde o temprano llegará, y que mejor que vivirla plenamente.
Lucía Legorreta de Cervantes Presidenta Nacional de CEFIM, Centro de Estudios y Formación Integral de la Mujer. cervantes.lucia@gmail.com www.lucialegorreta.com. Facebook: Lucia Legorreta
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