Te voy a decir una verdad incómoda: mi programa Identidad Financiera Consciente no funciona...
si lo que esperas es un salvavidas en un mar que, por diseño, nos ha exigido nadar con una mano atada a la espalda.
No es que “no puedas”. No es que “no te alcance”.
Es que el sistema no fue pensado para ti, para nosotras.
Y aun así, aquí estamos: creando estructura amable en medio del ruido, para que tu paz financiera no dependa de la suerte ni de la aprobación de nadie.
Quizá sostienes hogar, crianza, trabajo remunerado y cuidado invisible.
Quizá has sido “la fuerte” de todos y “la última” de ti.
Te dijeron que hablar de dinero era feo, ambicioso, “poco femenino”.
Y cuando por fin te sentaste con tus números, sentiste vergüenza, culpa o cansancio.
Es humano. Y es estructural. Aquí no voy a activar la culpa, voy a devolverte poder.
Te veo, mujer valiente
Has probado apps, retos de 21 días, presupuestos con colores.
Guardaste hilos, talleres, consejos.
Y la ansiedad vuelve: fin de quincena, cuentas compartidas, vacaciones escolares, salud de alguien, ese “¿y si…?”.
Encima, el mandato: “sé perfecta, sé productiva, sé linda, no te quejes”.
Te veo. Aquí respeto tus tiempos, tus ciclos, tus contextos.
Y traigo lenguaje que no infantiliza ni romantiza el sacrificio.
Por qué NO funciona
Si buscas rescate, no proceso. La cultura nos enseñó a ser rescatadas o a rescatar. En finanzas, eso se vuelve: “que alguien más me arregle”. No. Tu proceso te pertenece.
Si aspiras al plan perfecto. El perfeccionismo es un traje apretado que nos vendieron como “excelencia”. Lo que transforma son microacciones sostenibles, no dashboards dignos de Pinterest.
Si ordenas cifras sin ordenar tus historias (de dónde vienes y las que te cuentas). Si creciste escuchando “tú ocúpate de la casa” o “él sabe más”, hay heridas ahí. El Excel no cura patriarcado interiorizado. Tu voz sí.
Si delegas tu poder en herramientas o figuras de autoridad. Apps, bancos, gurús. Instrumentos, no saviors. La autonomía financiera se construye desde tu criterio, tus límites y tu capacidad de nombrar lo que necesitas.
¿Duele? Sí. ¿Es tu culpa? No. ¿Es tu responsabilidad hoy? Sí, porque mereces paz.
Pero... cuando eliges valentía...
Funciona.
Cuando aceptas que tu relación con el dinero es identidad + cuerpo + contexto.
Que hay desigualdades reales, y que puedes crear estructura para navegarlo con dignidad.
Mi trabajo sostiene esa alquimia con una ruta clara:
1) Método C.U.I.D.A. — Tu brújula práctica con enfoque de género
C – Claridad. No más adivinanzas. Ingresos reales (incluyendo cuidados remunerados/subremunerados), egresos completos, deudas visibles.
Mantra: “Ver no me juzga; me libera.”
U – Ubicación. Alineas dinero y valores. Diferencia entre gasto que te cuida (terapia, tiempo, guardería, descanso) y gasto que te vacía (demostraciones, compensaciones por culpa).
Pregunta: “¿Esta decisión me acerca a la mujer que quiero ser o a la que esperan que sea?”
I – Intención. Presupuesto como libertad. Estructura que considera ciclo menstrual, rachas de cuidado, temporadas laborales, placer no negociable. No hay autocuidado sin autocuidado financiero.
D – Decisiones. Logística emocional: fondo de reserva para la paz, negociación de deudas, cuentas separadas o reglas claras en cuentas conjuntas, límites con familia (sí, también se aprende a decir “no puedo”).
A – Acción. Semana a semana, sin épica: automatizas transferencias, revisas 20 minutos, agendas conversación incómoda, celebras un “sí” para ti.
2) Los 7 Chakras Financieros — Mapa integral para mujeres reales
Raíz — Ingresos/Egresos. Seguridad básica. Si sostienes hogar, tus números tienen estacionalidad de cuidados. Ajusta metas a esa realidad. Seguridad es saber por qué fecha respiras y por cuál ajustas.
Sacro — Ahorro/Inversión. Permiso para crear futuro y disfrutar hoy sin culpa. Ahorro es amor a la mujer que serás. Inversión es voz en el mundo. Placer consciente, presupuesto para ti.
Plexo — Deuda/Crédito. Poder personal. Crédito no es enemigo: sin estrategia, sí. Revisa tarjetas, créditos de nómina, deudas familiares. Límites sanos: no prestas lo que desestabiliza tu raíz.
Corazón — Resiliencia Financiera. Fondo de emergencia, seguros, red de apoyo (amigas, vecinas, profesionales). La que cuida también merece ser cuidada, incluido por su propio sistema.
Garganta — Herramientas/Comunicación. Decir “no puedo”, “no quiero” y “necesito”. Negociar salarios/honorarios, acuerdos de pareja, reglas con familia. Hablar de dinero sin vergüenza.
Tercer Ojo — Planeación/Prioridades. Visión a 1-3 años: educación, vivienda, carrera, descanso. Prioriza: no todo cabe a la vez. Elegir también es progresar.
Corona — Mentalidad/Educación. Romper techos internos, creencias heredadas, culpas por ganar “demasiado” o por querer placer. Educación financiera accesible y continua.
No es magia: es alineación entre quién eres y cómo se mueve tu dinero.
Yo también fui esa mujer que sonreía por fuera mientras por dentro contaba monedas.
Ganaba, gastaba, “me iba bien”… y no sabía dónde estaba mi dinero. Escuché a dos mujeres hablar de “sus cuentas” y algo me partió. Entendí que mi silencio no era prudencia: era renuncia.
Ese día elegí: nunca más. Me senté con mis números, lloré, pedí ayuda, me armé de estructura. No fue lineal ni perfecto, fue real.
De ahí nació este trabajo: abrazo + verdad + estrategia.
Ritual de 7 minutos (para hoy, no para luego)
Respira con mano al pecho (1 min). “Estoy a salvo. Puedo elegir.”
Escribe: “Hoy elijo ver mi dinero con amor y verdad.” Léelo 3 veces.
Lista micro (5 min):
Un gasto fantasma que cortas hoy.
Una decisión antes de dormir (transferir $100 a tu reserva, revisar una deuda, pedir una cotización, mandar un correo de negociación).
Una conversación que te debes: contigo, con tu pareja, con una amiga. Escríbela primero.
Mantra: “Mi presupuesto es un mapa, no una cárcel.”
Simple a propósito. Consistencia > perfección.
Microacciones poderosas para iniciar
Día 1: inventario rápido de deudas (nombre, tasa, fecha). Sin juicio.
Día 2: define “gasto que me cuida” vs “gasto que me vacía”. Ajusta una partida.
Día 3: abre/activa una cuenta propia para tu reserva. $50 cuentan.
Día 4: redacta un guion para pedir aumento/ajuste de honorarios. Ensáyalo.
Día 5: conversación de pareja: reglas de dinero (porcentajes, emergencias, metas).
Día 6: automatiza una transferencia quincenal.
Día 7: descanso y revisión emocional (¿qué sentí? ¿qué necesito?).
Semana 2: repite el ciclo con un ajuste: una suscripción menos, una negociación más, un límite más claro con familia.
Y si quieres empezar por algún lado nos vemos en el Santuario de Identidad Financiera.
El Santuario de Identidad Financiera no vende fórmulas mágicas. Accede gratis aquí
Ofrece procesos usando el Método C.U.I.D.A. paso a paso, 7 Chakras Financieros como mapa, sesiones en vivo, comunidad que acompaña sin juicio. Hacemos números y narrativa, Excel y cuerpo, metas y descanso. Si dentro de ti hay un “sí” o un “tal vez”, honra esa voz.
Si quieres profundizar 1:1, creamos tu nueva Identidad Financiera Consciente. Nada enlatado, completamente alineado a ti.
Mándame “Paz Financiera" por DM en Instagram @MarijoCodesal
Lo que quiero que te lleves
Tu caos financiero no es tu identidad.
Es el eco de un sistema que no te educó y de historias que ya no te sirven.
Todo es aprendible y tú mereces paz financiera ahora.
Abrir la app del banco sin nudo en el estómago, hablar de futuro sin pánico, dormir tranquila.
El primer paso es ver con amor y sin castigo.
Elegir diferente.
Sostener lo simple.
Si necesitas sostén, aquí estamos: brazos abiertos, herramientas listas, comunidad presente.
Transformarte financieramente es amor propio radical.
Es recuperar poder. Es construir libertad en femenino plural.
Primero tú, luego el dinero.
Marijó
PD: Ayúdame a amplificar este mensaje. Compartelo con otras mujeres que creas que les puede servir. No estamos solas.
Comentarios