Es común que los menores enfermen con frecuencia, en la mayoría de los casos, por agentes infecciosos, pues aún no han desarrollado inmunidad
Durante la infancia, es común que los menores enfermen con frecuencia, en la mayoría de los casos, por agentes infecciosos, esto porque aún no han desarrollado inmunidad. Esto es a debido a que su sistema inmunitario está en formación.
La exposición a los gérmenes, virus, hongos y bacterias ayudan a desarrollar los anticuerpos, que en un futuro les mantendrán sanos. Pero mientras crecen, las enfermedades son algo cotidiano, sobre todo las de origen infeccioso.
Las enfermedades más comunes en esta etapa son las infecciosas. Estas afectan tanto a la mucosa digestiva como a la respiratoria, y en su mayoría se denominan con el nombre órgano afectado seguido del sufijo “itis”, ya que también causan inflamación.
Las enfermedades infantiles originadas por agentes externos son numerosas, pero una de las más comunes, es el resfriado. Otro padecimiento frecuente en esa fase de la vida es la varicela.
Esta enfermedad está causada por el virus Varicela-Zoster, que pertenece a la familia de los herpes. Se caracteriza por la aparición de vesículas, que en un primer momento están llenas de un líquido claro pero después adquiere un color amarillento. Al cabo de unos días, las vesículas se rompen y se desarrolla una costra. Suelen aparecer en la cabeza y el tronco, y provocan prurito y en algunos casos fiebre alta.
Del mismo modo, se encuentra el sarampión, que está causado por un virus de la familia de los Paramixovirus y suele aparecer en la parte interior de la boca, las mejillas y el paladar. Más tarde, en cuestión de unos tres días, se extiende a la cara y el cuello. Entonces aparecen las típicas lesiones: pápulas rojas y levantadas que producen prurito. También puede provocar tos, fiebre y dolor muscular.
Dentro de los padecimientos que se presentan en los primeros años de la vida se puede contar a la rubéola, misma que está causada por un virus de la familia de los Togavirus. Esta se caracteriza por lesiones en la piel de color rosado, que suelen aparecer primero en la cara, detrás de las orejas y el cuello, pero al cabo de pocas horas se extienden al tronco.
En este caso, no hay prurito pero se pueden notar diferentes ganglios inflamados. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), además de la vacunación, es fundamental que se cuide la alimentación, la actividad física y el descanso para prevenir enfermedades.
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