ESPERAR DUELE. VIVE AL MÁXIMO EL PRESENTE.

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En el 2015 salió a la venta gracias a Penguin Random House mi libro "Si lo sabemos... ¿por qué lo hacemos?, de Retos Femeninos y uno de los capítulos hablaba sobre este tema, que tanto afecta y frustra a las personas que viven esperando que pasen cosas, que en un altísimo porcentaje no pasarán, como bien lo marcan los estudios.

Primero vamos a reflexiones sobre el arte de la paciencia. La espera es una experiencia universal, a menudo cargada de emociones que oscilan entre la ansiedad, la esperanza y la frustración. Ya sea aguardando un resultado, una oportunidad o una respuesta, el tiempo parece ralentizarse, y con él surge el dolor emocional que conlleva la incertidumbre. ¿Por qué esperar duele? El dolor de esperar no solo está relacionado con la incertidumbre, sino también con la falta de control. La espera nos coloca en una posición de vulnerabilidad, recordándonos que hay cosas que escapan a nuestra influencia. Este estado puede activar mecanismos de estrés en el cerebro, generando una sensación de inquietud que afecta tanto el cuerpo como la mente.

Sin embargo, la espera también puede ser una oportunidad para el crecimiento personal. Aprender a convivir con la incertidumbre nos ayuda a desarrollar paciencia, resiliencia y una mayor capacidad para vivir en el presente. En lugar de centrarnos en lo que no podemos controlar, podemos redirigir nuestra atención hacia lo que sí está en nuestras manos: nuestros pensamientos, emociones y acciones. El dolor de esperar no es eterno. Al final, cada momento de incertidumbre nos prepara para valorar aún más aquello que hemos esperado. Y en ese proceso, descubrimos que lo importante no es solo el destino, sino cómo elegimos atravesar el camino.

Cuando lo que esperas no llega

Esperar algo que nunca llega es una de las experiencias más frustrantes de la vida. Alimentamos la esperanza con expectativas, soñamos con resultados, planeamos detalles, y sin embargo, a veces la realidad no responde a nuestros anhelos. ¿Por qué duele tanto? Porque esperar implica invertir emociones, tiempo e ilusiones. Cuando lo esperado no se materializa, nos enfrentamos a una sensación de pérdida, incluso si nunca tuvimos aquello que deseábamos. Este vacío puede convertirse en frustración, resentimiento y autocrítica: ¿Hice algo mal? ¿No soy suficiente?

La vida, sin embargo, rara vez sigue nuestros guiones. Muchas veces, lo que deseamos no llega, no porque no lo merezcamos, sino porque las circunstancias no están alineadas. Esto no elimina el dolor, pero sí puede ofrecernos una perspectiva diferente: la posibilidad de soltar aquello que no podemos controlar y abrirnos a nuevas direcciones. La clave para evitar que la frustración nos consuma radica en gestionar nuestras expectativas. No significa dejar de soñar, sino aprender a aceptar que no todo depende de nosotros. Vivir más en el presente y menos en las proyecciones puede ayudarnos a encontrar paz incluso cuando lo que esperamos nunca llega.

En el fondo, la vida no trata de cumplir expectativas, sino de enseñarnos a adaptarnos. ¿Y si lo que realmente esperamos no está afuera, sino en nosotras mismas?

¿Esperas demasiado de la vida? Responde cada pregunta con “Sí” o “No”:

  • ¿Sueles imaginar cómo deberían ser las cosas, pero rara vez coinciden con la realidad?
  • ¿Te frustras fácilmente cuando las personas no actúan como esperabas?
  • ¿Sientes que la vida te debe algo por el esfuerzo que has puesto?
  • ¿Te cuesta aceptar los contratiempos porque no estaban en tus planes?
  • ¿Te desanimas al ver que otros logran lo que tú esperabas para ti?
  • ¿Tienes la sensación de que nunca alcanzas el estándar que te has impuesto?
  • ¿Te cuesta disfrutar el presente porque siempre estás pensando en lo que falta por lograr?
  • ¿Frecuentemente comparas tu vida con la de otros, sintiendo que la tuya debería ser mejor?
  • ¿Sientes que necesitas cumplir ciertos objetivos para considerarte feliz o exitoso/a?
  • ¿Te molesta depender de factores externos para alcanzar tus metas?

Resultados:

  • 0-3 “Sí”: Tus expectativas son realistas. Sueles adaptarte a lo que la vida te ofrece y disfrutas del presente.
  • 4-6 “Sí”: Tiendes a esperar más de lo que la vida puede garantizar. Trabaja en aceptar lo que no controlas para reducir la frustración.
  • 7-10 “Sí”: Tus expectativas son muy altas y podrían estar generando insatisfacción constante. Intenta reflexionar sobre tus prioridades y abrazar la incertidumbre como parte natural de la vida.

¿Qué revelan tus respuestas? ¿Estás esperando demasiado o simplemente necesitas ajustar tu perspectiva?

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