Acéptalo. Si no conoces el sabor del éxito es porque no quieres. Lo sientes tan lejano que lo dejas pasar una y otra vez sin darte cuenta que está en ti, y solamente en ti, dar el paso definitivo para buscarlo, atraparlo, y hacerlo tuyo. Estamos hablando de algo serio. De tu proyecto de vida; de tu manera de enfrentar los obstáculos y convertirlos en retos apasionantes que bien encauzados te permitan vivir esa sensación única y muchas veces repetible que se experimenta cuando al fin logras lo que te has propuesto: ¡tu éxito!, ese que es sólo tuyo porque lo has trabajado con esfuerzo; con tus propios recursos emocionales, con tu talento, con tus valores, herramientas todas que forman parte de tu personalidad, de tu manera de ser y hacer las cosas, y que dependen de ti para crecer y para convertirse en aliadas incondicionales en el camino que decides trazar para alcanzar tus sueños.
Descubre lo mucho que puedes obtener cuando decides darle rumbo y destino a tus metas. Si te lo propones, verás que puedes convivir con el éxito de manera cotidiana. La sensación es única, porque fortalece tu espíritu, te abre un abanico de oportunidades a nivel personal y profesional, te da confianza, te hace sentir plena, ¡y te permite atreverte a renovarte y a transformarte sin miedo a perder¡. ¿Que puede suceder?; ¡claro que puedes equivocarte muchas veces!, pero cuando te conviertes en una mujer segura de tus valores, de tu talento, de tu capacidad para hacer frente al fracaso, cada revés se convierte en un nuevo reto que se transforma en tu mejor arma para superarlo y subir un escalón más.
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