Resulta sorprendente lo mucho que decimos que queremos ser felices, y lo poco que nos lo proponemos realmente. Acostumbramos a esperar que la felicidad nos llegue de fuera, que alguien o algo nos toque con una varita mágica para "hacernos felices". Ponemos en manos de nuestras parejas, de nuestros hijos, o nuestros bienes materiales, nuestra felicidad. Pero la felicidad es algo que debemos buscar dentro de nosotros mismos, y no fuera. Delegar la felicidad en alguien o algo, supone renunciar a nuestra propia responsabilidad.
En lugar de buscar activamente la felicidad, luchamos contra aquello que no nos gusta, contra aquello que nos hace "infelices". Habitualmente nos centramos escapar de nuestros miedos y temores, buscamos cambiar aquellas características o hábitos que nos mantienen anclados en unos patrones de comportamiento con los que no nos sentimos cómodos. Pero no nos planteamos en serio ser felices.
Plantearse el objetivo de ser feliz significa comprometerse con uno mismo para alcanzar la felicidad. Significa identificar aquello que me permitirá alcanzar ese estado de felicidad y equilibrio interior, que no se ve afectado por las circunstancias externas. Significa establecer un plan de acción. Significa definir claramente cual es ese estado al que queremos llegar. Significa buscar el camino que me permita llegar a él. Significa asumir la responsabilidad que realmente tenemos, renunciando a la vida reactiva que acostumbramos a tener.
La felicidad es un estado interior, y en consecuencia únicamente la alcanzaremos cuando nos transformemos interiormente. Son muchas las herramientas o técnicas que podemos utilizar en ese proceso de transformación. Técnicas como PSYCH-K, Resonance Reppaterning, EFT, EMDR, Programación Neurolingüística, Código de la Emoción, Biodescodificación o Código de Curación, son algunas de las muchas técnicas que podemos utilizar.
Pero la clave no está en las técnicas. La clave está en definir claramente el objetivo y el plan de acción para alcanzarlo. De lo contrario, todas aquellas personas que conocen estas técnicas serían tremendamente felices, y frecuentemente no lo son. Las técnicas nos ayudan a transformar lo que queremos, y lo que queremos habitualmente es eliminar lo que no nos gusta de nosotros mismos. Ese enfoque nos llevará a sentirmos mejor, pero difícilmente nos permitirá alcanzar la felicidad.
Decide ser feliz, adquiere el compromiso contigo mismo para serlo, define cual es para ti ese estado de felicidad, identifica un camino, y lánzate a por ella.
Ricardo Eiriz
Autor de "Un Curso de Felicidad"
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