CUANDO NOS AGOBIA EL TIEMPO LIBRE.

9275245482?profile=originalEs un título que puede causarte sorpresa, ¿Cómo es que puede agobiarnos el tener tiempo libre? Si es algo que todos buscamos y deseamos disfrutar.

Vivimos tiempos apresurados, estresados, presionados, aburridos, de competencia y también de ocio.

Pero cuando llegan estos momentos de tranquilidad y ocio, sino sabemos aprovecharlos pueden provocarnos ansiedad y estrés.

Llevamos meses de actividad intensa y de un día para otro estamos de vacaciones. Ahora el tiempo es más nuestro. Sin embargo, nos encontramos con el impulso de hacer, planificar y estar ocupados.

El hábito puede estar tan arraigado que llenamos nuestra agenda de visitas, viajes, encuentros y planes. Vamos a un lugar distinto, y la preparación anticipada nos produce a veces más gozo que cuando estamos allí porque queremos asegurarnos de no perdernos nada.

O bien llega el fin de semana, nos agobia el no tener algo concreto que hacer, no sabemos descansar.

La sensación de agobio puede deberse a nuestra necesidad de buscar siempre cosas mejores y novedosas, y a nuestra incapacidad de encontrarnos cómodos y bien donde estamos y con lo que tenemos.

En otros casos, pasamos de estar muy activos a ser espectadores pasivos. Internet, celulares, redes sociales y mensajes suponen una multiplicidad de estímulos que influyen en nuestra fuerza de voluntad y capacidad de autocontrol.

Incluso en nuestro tiempo libre nos vemos invadidos por las noticias y datos que llegan por nuestros teléfonos. Se convierte en una adicción.

En vez de disfrutar del descanso nos aburrimos por falta de vivencias y nos sobreviene el estrés del tiempo libre. Pasar de un tiempo ocupado y activo a otro más libre implica a veces saber aburrirse para ir desacelerando el ritmo.

¿Que podemos hacer ante este agobio por disfrutar el tiempo libre?

Este tiempo es desestructurado y más difícil de configurar. Quieres regresar temprano del trabajo a tu casa, y al llegar después de un día intenso de trabajo, no sabes que hacer y te sientas a ver la televisión o te metes al internet.

El No hacer nada nos angustia, provocando la sensación de estar “perdiendo” el tiempo, y el no querer sufrir esa ansiedad junto al deseo de sentirnos activos nos impulsan a la acción.

Es bueno no dejarse dominar por la tentación de buscar siempre cosas nuevas para colmar deseos y necesidades que probablemente sean superficiales. Sepamos decir basta.

Unas verdaderas vacaciones consistirían en conseguir que nadie nos obligue, en que nuestra atención esté centrada en gozar del instante presente sin que busquemos estímulos, siendo capaces de pasarla bien sin hacer nada.

Para ello necesitamos paciencia. Tomarnos con calma los días de transición de un tiempo apresurado a otro más nuestro.

Al principio, tal vez nos aburrimos o nos sentimos fuera de lugar, pero después aprenderás a gozar de estos momentos.

Pintar, tocar música en grupo, cuidar las plantas, fotografiar, jugar, bailar, cocinar algo nuevo en familia, una conversación interesante, reír hasta que nos saltan las lágrimas, leer un buen libro son otras formas de disfrutar de nuestro tiempo.

Desde un punto de vista más profundo, podemos decir que volver a uno mismo es llegar a casa, dejar de correr. No pensando en sentido físico de una casa, sino en el espacio interno en que uno se encuentra.

Estar en casa consiste en estar bien con uno mismo. Con lo que piensa y siente, con tu cuerpo, con tu entorno. Si en vez de entrar en sí mismo, lo que haces es huir, no aprenderás a dominar ni tu tiempo, si tus pensamientos, ni tu energía. Seguirás disperso.

Mantenerse distraído para evitar las propias preocupaciones es distinto a encontrarse a sí mismo e ir al lugar en donde experimenta ser, la casa propia. Se trata de estar bien con uno mismo.

Incluso en estados de inactividad como el sueño, la meditación o el simple acto de mirar por la ventana. Así favorecemos el bienestar, la creatividad y el propio rendimiento.

Pregúntate sinceramente que tanto te agobian los días o momentos en que tienes tiempo libre, ¿qué tanto sabes estar en casa, solo, sin actividades o redes sociales?

Se dice que cada once minutos somos interrumpidos por el teléfono, correo o información. Hagamos a un lado estas interrupciones y aprendamos a estar solos, y disfrutemos de estos tiempos libres que cada vez son más valiosos y escasos en nuestra vida.

Lucía Legorreta de Cervantes Presidenta Nacional de CEFIM, Centro de Estudios y Formación Integral de la Mujer. cervantes.lucia@gmail.com www.lucialegorreta.com. Facebook: Lucia Legorreta

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