Los coaches se han puesto de moda. Tenemos coaches financieros, de imagen, deportivos, de desarrollo personal, de nutrición, empresariales, de casi todo lo que te puedes imaginar. Muchos llegan por vocación de servicio y ayuda a los demás, pero una buena parte lo hacen buscando ayuda para ellos mismos. Buscando ese bienestar interior o esa bonanza económica que no han conseguido por otras vías.
No deja de ser irónico que alguien que no ha sabido encontrarse a sí mismo, ni siquiera tras su formación como coach, se ofrezca para guiar a otros en ese mismo camino. Buena parte de los coaches entran en este apartado. No hay que ser muy despierto para entender que estas personas no son la mejor guía, como tampoco lo es el psicólogo cargado de fobias y miedos. Si fueras a subir el Everest, ¿a quién contratarías de sherpa? Por supuesto a uno que hubiera alcanzado la cima, y cuantas más veces mejor. Pues lo mismo ocurre con los coaches…
Personalmente considero la coherencia como un valor irrenunciable, tanto a nivel personal como profesional. Uno no puede dar aquello que no tiene. Cuando alguien me ofrece algo, lo primero que busco es la coherencia entre la persona y la oferta de quien tengo delante. Si la persona no es un ejemplo de aquello que predica u ofrece, sin duda, no es para mí.
La búsqueda de su propio equilibrio interior, que habitualmente guía a la mayoría de estudiantes de psicología en el momento de decidir sus estudios, ahora también lo hace a buena parte de los candidatos a coaches. El problema es que los caminos utilizados tanto en psicología como en la formación de coaches, resulta ineficiente, siendo pocos los que realmente llegan a alcanzar ese estado de bienestar, felicidad o abundancia que anhelan. De ahí que la mayoría de coaches estén sin clientes, o como se les llama en este mundo, sin coachees.
Un buen coach es un ejemplo de todo aquello que pretende conseguir en las personas a las que guía. Alguien que no ha alcanzado un estado de paz y equilibrio interior, difícilmente te guiará para deshacerte de tus miedos, ansiedades o depresión. Quien no es exitoso a nivel económico, difícilmente será un buen coach económico y financiero. Quien tiene dificultades en sus relaciones de pareja, difícilmente será un buen consejero en la búsqueda del amor estable. Quien no tiene constancia, auto-superación, sacrificio, etc., no será un buen coach deportivo. Y así podríamos recorrer todo el espectro de especialidades.
¿Cuál es el problema que se esconde realmente detrás de tanta frustración como hay en entre los supuestos profesionales del coaching? La respuesta es muy simple: el no ser capaces de alcanzar la transformación necesaria a nivel subconsciente.
Y ¿Por qué ocurre esto? Pues porque las herramientas utilizadas mayoritariamente no llegan a cubrir todos los ámbitos en que nuestro subconsciente se desarrolla.
Dejando de lado la motivación, que es una parte reducida y temporal de la ecuación, la clave está en alinear la mente subconsciente con lo que realmente deseamos. Y en este ámbito, cuando desde el mundo del coaching se aborda esta transformación a nivel subconsciente, habitualmente se hace con el foco exclusivamente puesto en las creencias, ignorando que existen otros elementos como bloqueos emocionales, traumas emocionales, lealtades familiares y otras cargas energéticas que nos condicionan y dirigen en muchas ocasiones nuestras vidas.
Ignoran también lo que la neurociencia y la física cuántica nos han venido mostrando en los últimos años, como por ejemplo que para poder grabar creencias necesitamos tener activados previamente ambos hemisferios cerebrales, o que tenemos diversos tipos de creencias y todos ellos deben estar alineados en la misma dirección.
La buena noticia es que todos esos candidatos a coaches, que esperan su oportunidad para ayudarse a ellos mismos y a los demás, pueden realizar sus sueños con facilidad si lo desean. Por mucho que se siga enseñando la programación neurolingüística (PNL), herramienta básica en el mundo del coaching, se ha quedado totalmente obsoleta. Grabar creencias, que es para lo que sirve, puede realizarse de un modo muchísimo más rápido y efectivo con otras técnicas como por ejemplo Psych-k.
El subconsciente es un autómata y responde de inmediato a los estímulos que recibe. No es por lo tanto necesario tratarlo como a un niño pequeño, intentando distraerlo para que deje de llorar. Es mucho más simple. Cuando al subconsciente le damos una instrucción, evidentemente en el nivel energético en que la entiende, automáticamente reacciona a ella.
Pero como he dicho antes, con las creencias no basta. Un coach realmente efectivo está preparado para transformar a sus coachees en todos los ámbitos necesarios. Si realmente deseas ser un buen coach, psicólogo o incluso psiquiatra, deberás investigar qué hay más allá de lo que te enseñan en la formación oficial que hayas recibido.
Personalmente he dedicado varios años a investigar el mundo del subconsciente y de las muchas herramientas que trabajan en ese nivel. Y puedo afirmar sin temor a equivocarme que la mejor, y yo diría prácticamente la única herramienta que permite trabajar con el subconsciente de forma integral es Método INTEGRA.
Con Método INTEGRA se liberan traumas emocionales, bloqueos emocionales, lealtades familiares, acuerdos kármicos, energías externas, se graban creencias con rapidez, etc., obteniendo resultados prácticamente inmediatos, con facilidad y sin sufrimiento.
Los coaches, como facilitadores de la transformación interior de la persona, al igual que los psicólogos y psiquiatras, tienen una gran misión, y con los medios adecuados, pueden llegar a ser una pieza clave en la transformación del planeta.
Ricardo Eiriz
Creador del Método INTEGRA, de transformación a nivel subconsciente, y autor de los libros “Método Integra”, “Escoge tu camino a la felicidad y el éxito”, “Un Curso de Felicidad”, “Apunta Alto” y “El Alma de la Salud”
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