Los primeros seis o siete años de edad son clave en construcción de la personalidad del individuo. Pero, ¿Qué podemos hacer si nuestros hijos han llegado o superado los 7 años? ¿Hay algún modo de volver atrás? ¿Podemos cambiar toda esa programación que les hemos inculcado inconscientemente?
Son muchos los traumas, miedos, y creencias limitantes de todo tipo que acostumbramos a inculcarles a nuestros hijos. Eso sí, muchas de ellas con nuestra mejor intención.
Intentamos protegerles de ese mundo hostil en el que creemos vivir, inculcándoles toda nuestra batería de creencias limitantes. Intentamos evitar su sufrimiento haciendo valer nuestra experiencia, impidiendo que se enfrenten a situaciones que nosotros fuimos incapaces de superar. Les inculcamos todos nuestros miedos e inseguridades.
Cuando actuamos de este modo, perdemos de vista que muchas otras personas superan esas situaciones con facilidad. Perdemos de vista que son nuestras creencias las que nos hacen afrontar las situaciones de un modo u otro. Perdemos de vista que actuando de este modo estamos impidiendo el correcto desarrollo de todo el potencial de nuestros hijos.
La buena noticia es que durante toda nuestra vida tenemos la capacidad de cambiar nuestra programación. En cualquier momento podemos cambiar, con facilidad, reemplazando nuestras creencias limitantes por creencias potenciadoras, y liberar aquellos bloqueos emocionales que arrastramos. Este cambio de programación también puede hacerse con los niños.
Debemos permitir que nuestros hijos reprogramen y transformen los patrones de comportamiento que los alejan de una vida feliz y exitosa. Pero también debemos enseñarles a manejar adecuadamente sus emociones, el enojo, la frustración, el rechazo, etc. Y todo ello, en el entorno en el que desarrollan y desarrollarán su vida, con otros niños.
Este trabajo podemos hacerlo directamente los padres, aprendiendo herramientas de transformación, pero sinceramente, en el caso de los niños no lo recomiendo. En general, las personas más difíciles de ayudar acostumbran a ser las que tenemos al lado. En el caso de los niños, debemos añadir la componente emocional que genera en nosotros su situación, y nuestro apego por el resultado.
Desde mi punto de vista, la mejor opción son los talleres en grupo, donde los niños llevan a cabo esas transformaciones de forma colectiva, rodeados de niños. Afortunadamente comienza a encontrarse oferta de este tipo de talleres.
Ricardo Eiriz
Creador del Método INTEGRA, de transformación a nivel subconsciente, y autor de los libros “Escoge tu camino a la felicidad y el éxito”, “Un Curso de Felicidad”, “Apunta Alto” y “El Alma de la Salud”
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