Tanto la salud como la enfermedad son consecuencia directa de nuestros hábitos, conscientes o inconscientes; y cada uno es el único responsable de su salud.
Acostumbramos a vivir la vida de forma reactiva, luchando por librarnos de las enfermedades cuando se presentan. De este modo asumimos el rol de víctima y ponemos nuestra salud en manos de terceros, delegando una responsabilidad que nos compete al cien por cien. Nos convertimos en supuestas víctimas de nuestros genes, de nuestras costumbres, de nuestra incapacidad de gestionar nuestras emociones, etc. “Yo soy así, ¡qué le voy a hacer!” o “Que mala suerte he tenido”, son frases que resumen muy bien esta forma de afrontar el tema de la salud.
Pero existe otra forma de afrontar el tema de la salud que consiste en coger el toro por los cuernos, y asumir totalmente la responsabilidad que tenemos. Consiste en convertirnos en especialistas de nuestra propia salud, aprendiendo los hábitos que nos llevan a desarrollar salud, y los que nos conducen directamente hacia la enfermedad. Y después interiorizar esos conocimientos convirtiéndolos en nuestros propios hábitos.
De nada sirve saber por ejemplo que unos determinados alimentos nos perjudican, o que nuestras emociones nos hacen enfermar, si no somos capaces de desarrollar unos hábitos coherentes con esos conocimientos. Se trata de dos piezas imprescindibles e inseparables si realmente deseamos generar salud en todo momento.
Lo primero que debemos hacer es entender que el cuerpo siempre funciona correctamente. La enfermedad no es más que un estado de equilibrio que nuestro cuerpo busca para adaptarse a los estímulos que recibe. En función de los estímulos que recibe, ese estado será de salud o de enfermedad.
Disfrutar de una vida saludable requiere desarrollar hábitos en cuatro ámbitos, que inciden desde puntos de vista distintos, y que todos ellos nos pueden conducir a desarrollar salud o enfermedad:
- Elementos físicos. Aquí entra la alimentación (lo que comemos, cómo y cuándo lo comemos), los productos tóxicos, los campos electromagnéticos, el ejercicio, el sol, el descanso, etc. De todos los elementos aquí incluidos, la alimentación es el más relevante. Debemos aprender a comer teniendo presente que el objetivo de la alimentación es generar energía vital. Si somos capaces de generar esa energía de la forma más rápida, y malgastando por el camino la menor cantidad de energía posible, estaremos generando salud. Basta pensar que habitualmente más del 80% de la energía que generamos con los alimentos, se consume en el propio proceso digestivo. ¡Vaya despilfarro! Debemos entender cómo se realiza el proceso digestivo de cada tipo de alimento, y haciéndolo entenderemos que hay alimentos que no debemos juntar entre ellos, e incluso que hay alimentos que no deberíamos tomar nunca, como por ejemplo la leche de vaca.
- Elementos emocionales. Tanto la correcta gestión de las emociones cuando se presenta, como la liberación de los bloqueos emocionales que hemos ido almacenando en nuestras células a lo largo de nuestra vida, son factores clave para generar un equilibrio sano en nuestro organismo.
Para darnos cuenta de la importancia que realmente tienen las emociones sobre nuestra salud, debemos entender que cada emoción presenta una vibración energética diferente. Las que conocemos como emociones negativas vibran en frecuencias muy bajas, y las positivas en frecuencias elevadas. Cada frecuencia energética impacta sobre nuestro organismo, llegando incluso a modificar físicamente el equilibrio de nuestro ADN. Las emociones negativas inhiben parcialmente nuestro sistema inmunitario, nuestra capacidad de crecer, o incluso nuestra capacidad mental. Nos hacemos literalmente menos inteligentes.
Por su parte, los bloqueos emocionales nos llevan a tener un entorno ácido en el lugar del cuerpo donde se ubican, obligando a nuestras células a mutar para buscar el equilibrio en ese punto.
Debemos aprender a gestionar correctamente nuestras emociones cuando se presentan. De entrada, nuestras emociones no son ni buenas ni malas. Únicamente nos dan información.
Y por otro lado, debemos liberar nuestros bloqueos emocionales, lo cual puede ser fácil y rápido, según las técnicas que se utilicen.
- Elementos mentales. Entender el funcionamiento de nuestra mente, con la dualidad que suponen nuestra mente consciente e inconsciente, el papel de nuestras creencias, e incluso el papel que juega nuestro cerebro, es realmente importante para vivir sanos. Nuestra mente inconsciente (o subconsciente. Para mí es lo mismo) es la responsable de nuestros hábitos, y por tanto es la responsable de nuestra salud. Disponer de un conjunto de creencias que estén alineadas con la generación de salud en todo momento, así como con la rápida recuperación de todas nuestras funciones vitales, es fundamental para disfrutar de una vida sana.
- Elementos espirituales. La concepción de la vida que tenemos está en el origen de nuestros miedos y apegos. Tener un amplio desarrollo espiritual (no estoy hablando de religión), alineando nuestra vida con las leyes espirituales que nos gobiernan, es fundamental para prescindir de miedos y apegos, alcanzando un estado de fluidez. Ser conscientes de esa realidad mucho más amplia de lo que percibimos a través de nuestros cinco sentidos, nos lleva a trascender la realidad material y a saber interpretar las múltiples señales que recibimos por todas partes, incluido nuestro propio cuerpo.
Sabiendo todo esto, ¿qué debemos hacer?
Lo primero es asumir que la enfermedad no es una casualidad, ni le puede pasar a cualquiera, ni es tampoco es consecuencia de nuestros genes. Es consecuencia de nuestros hábitos.
Algunos consejos…
En lo que respecta a la alimentación,
- Aprender a comer entendiendo el proceso digestivo que genera cada alimento, no juntando alimentos con procesos digestivos totalmente opuestos.
- Dejar de tomar leche de origen animal.
- Reducir de forma drástica la ingesta de carne (2 o 3 veces por semana).
- No tomar fruta ni dulces como postres en las comidas.
- Beber muy poco durante las comidas.
Emociones:
- Cada vez que sientas una emoción intensamente, pregúntate qué te está diciendo y actúa en consecuencia. (Las emociones muestran el nivel de coherencia o incoherencia existente entre lo que estás viviendo y tus creencias)
- Aprende a liberar los bloqueos emocionales. Es algo muy fácil y tremendamente importante.
A nivel mental:
- Haz cosas nuevas a diario. Te ayudará a desarrollar continuamente tu cerebro.
- Aprende a reprogramar creencias. Es algo muy fácil y rápido. Todos lo hacemos de forma inconsciente, sin saberlo, a diario. Ya es hora de hacerlo de forma consciente, programando las creencias que realmente deseamos tener.
A nivel espiritual:
- Medita. Meditar nos ayuda a conectar con energías más sutiles.
- Investiga y experimenta otras capacidades que puedas tener, y que te acceder a realidades más amplias.
Para finalizar te voy a pedir que pongas en duda todo lo que he dicho en este artículo, investiga y experimenta para descubrir en primera persona que un cambio de hábitos conduce a un estado de salud diferente. Ese es el camino que te llevará a asumir tu propia responsabilidad en la creación de tu propia salud.
Ricardo Eiriz
Comentarios
Muchas gracias por los comentarios.
Por suerte, cada vez son más los médicos que piensan y actúan de este modo, aunque eso les suponga en ocasiones alejarse de la medicina alopática.
Muy preciso y conciso tu reportaje. Muy pocas personas lo ven con esa vision con la que tu lo plasmas y con la que estoy 100 % de acuerdo. Cuando los medicos piensen de esta manera, muchas enfermedades no existiran. Felicidades