SER RESILIENTE TE PROTEGE DEL ESTRÉS Y LAS ENFERMEDADES

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La salud y la enfermedad acompañan nuestra existencia. No obstante cada vez con mayor frecuencia vemos gente alrededor de nosotros que padece de enfermedades crónicas: resfriados, alergias, gastritis, colitis, dolores de cabeza, por mencionar solo algunos. Y a medida que evolucionamos como humanidad, también las enfermedades tienden a evolucionar. Y se quedan con nosotros.
Lo mismo sucede con el estrés. El estrés forma parte de nuestras vidas. Lo que en antaño era una respuesta que permitía al hombre primitivo enfrentar la amenaza o salir huyendo, hoy es parte de nuestro repertorio conductual habitual. Y no sabemos cómo desconectarlo, tal parece que perdimos el instructivo para hacerlo.
La relación entre el estrés y las enfermedades ha sido puesta en evidencia. Los médicos reconocen que entre el 70 y el 90% de las consultas medicas están relacionadas con el estrés. Así como el binomio salud-enfermedad, la mente y el cuerpo aparecen también como una unidad, de la cual no puede suprimirse el componente emocional.
Vayamos ahora al tema de la resiliencia. Ser resiliente significa tener la capacidad para enfrentar los retos y la adversidad con el menor desgaste posible. No es solamente volver al estado original (en inglés bouncing back), sino que implica una ganancia adicional: el fortalecimiento y crecimiento de la persona. 
El corazón de la resiliencia está, según Michael Neenan, autor de Developing Resilience, en la actitud con la que enfrentamos estos retos. Estos pueden ser desde asumir una enfermedad menor, una grave o una discapacidad. En el trabajo, la pérdida del empleo, los cambios en la estructura, o la necesidad de aprender un nuevo idioma o habilidad, pueden ser parte de los retos que necesitamos enfrentar, incluso, en el caso de las mujeres, vencer las barreras, tanto estructurales como las que ellas mismas se ponen para acceder a puestos de dirección.
Nuestra capacidad para ser resilientes, y en ello se incluye la Actitud con la que enfrentamos tales retos, actúa como factor protector contra el estrés y consecuentemente la enfermedad, de acuerdo al estudio publicado en la American Journal of Health Behavior.  Tanto la resiliencia como nuestro Estilo de Afrontamiento (si enfrentamos o evadimos las dificultades) pueden influir, según este estudio en la manera en que experimentamos el estrés y la enfermedad.
Otros factores protectores de acuerdo a este estudio, fueron el apoyo del supervisor y el ser hombre (como en otros estudios, los hombres parecen sufrir menos estrés que las mujeres).
Afortunadamente, la resiliencia es un conjunto de características y habilidades que podemos aprender y desarrollar.
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Referencias:

Christyn L. Dolbier, PhD; Shanna E. Smith, PhD; Mary A. Steinhardt, EdD, LPC. Relationships of Protective Factors to Stress and Symptoms of Illness. American Journal of Health Behavior. 2007;31(4):423-433


Image: photostock / FreeDigitalPhotos.net
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