Los síntomas pueden comenzar inmediatamente después del parto, e incluso días, semanas, meses y hasta un año posterior al mismo.
Por lo general se confunde con la Tristeza Posparto o "Baby Blues", ya que algunos síntomas pueden ser parecidos. Sin embargo, esta desaparece por sí sola dentro de las 2 o 3 semanas siguientes de haber dado a luz, y no requiere de atención médica y/o psicológica.
Con el tratamiento adecuado, la DPP es temporal y se puede alcanzar una completa recuperación. Si no se atiende, puede convertirse en un padecimiento crónico y/o tener graves consecuencias.
Los principales síntomas son:
- Cambios repentinos en el estado de ánimo
- Dificultad para relacionarse con el bebé
- Sentirse abrumada, indefensa e incapaz
- Sentirse extremadamente angustiada o nerviosa
- Tristeza y/o llanto persistente
- Irritabilidad
- Sentimientos de culpa
- Baja autoestima
- Cuidarse poco a sí misma
- Cambios en la alimentación y en el sueño
- Aislamiento social
- Pensamientos obsesivos negativos
- Ataques de pánico
- Miedo de estar sola y/o de cuidar al bebé
- Pensamientos atemorizantes
- Pensar en hacerse daño a sí misma o al bebé
- Pensamientos suicidas
Los tres últimos son graves y requieren de atención inmediata.
Si después de haber tenido a tu bebé te sientes mal, no puedes realizar tus actividades diarias o no logras desarrollar tu maternidad adecuadamente, pide ayuda de un profesional.
Tú y tu bebé merecen tener una buena calidad de vida y gozar plenamente de este momento.
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