¿QUÉ TANTO PELEAS CON LO QUE TE SUCEDE Y PUEDES ACEPTAR TU REALIDAD?

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¿Por qué me pasa esto a mí?
¿Qué hice para merecer esto?
¿Por qué siempre yo?

Becky Krinsky - Life Coach, fundadora de recetasparalavida.com 

Estas son preguntas comunes que cruzan la mente cuando enfrentamos situaciones difíciles. La sensación de estar atrapados en un ciclo de sufrimiento, sin respuestas claras o lógicas, puede ser profundamente abrumadora y desconsoladora.

Cuando estas preguntas se convierten en un eco constante, lejos de aportar claridad, terminan atormentando. Consumen nuestra energía emocional, aturden la mente y bloquean cualquier posibilidad de esperanza o acción. 

Un cambio en la narrativa: de la queja a la acción

Una perspectiva más constructiva es pensar que estamos justo donde debemos estar. Este momento, por desafiante que sea, es parte de nuestra historia. Lo que nos sucede no es un error ni una injusticia cósmica: es simplemente lo que debe ser.

Desde esta óptica, la pregunta "¿Por qué?" desaparece. Ya no hay dudas, reproches ni negociaciones internas. La situación es lo que es, y con ello surge una nueva pregunta más proactiva:

  • ¿Qué hago con esto?

  • ¿Cómo salgo adelante?

  • ¿Qué puedo aprender de esto?

  • ¿Para qué me sucede?

Este cambio transforma la experiencia del sufrimiento en una oportunidad de crecimiento y acción, alejándonos de la resignación y la frustración estéril.

Aceptar no es rendirse

Aceptar la realidad tal como es, sin exigir una razón evidente o una justificación, es un acto de valentía y fortaleza interior. Este paso, aunque difícil, puede ser el inicio de una reconciliación con uno mismo. Al dejar de luchar contra lo inevitable, se abren puertas a nuevas opciones y mejores oportunidades.

Aceptar no significa someterse, rendirse o hundirse en la autocompasión. Implica, en cambio, hacer las paces con lo que tenemos y, desde ahí, actuar. Para superar una etapa difícil, es necesario soltar la pelea con la realidad y cambiar la perspectiva.

No rendirse significa reconocer que estamos donde debemos estar, incluso si no hay explicaciones claras. Es un acto de fortaleza que permite transformar las condiciones presentes.

El duelo por las expectativas no cumplidas

Llegar a este punto no es sencillo. Supone atravesar un duelo: la pérdida de las expectativas de cómo debería ser la vida. En este proceso, dejamos atrás la lucha interna que alimenta la victimización y el martirio personal.

Gran parte del sufrimiento surge del apego a cómo creemos que deberían ser las cosas. La expectativa de que “la vida debería recompensar” está profundamente arraigada, pero puede ser una trampa peligrosa. Cuando la realidad no se alinea con estas creencias, experimentamos frustración, desilusión y resentimiento.

Aceptar que no siempre habrá un "porqué" lógico o justo, que las cosas suceden sin nuestro consentimiento, es clave para soltar ese apego y reconectar con el presente.

Dejar de luchar para avanzar

La clave está en abandonar la lucha contra lo inevitable. Al hacerlo, podemos actuar con mayor sensatez y responsabilidad, permitiendo que nuestras acciones sean guiadas por un propósito claro, en lugar de reacciones impulsivas. Este es el compás que nos ayudará a superar las crisis y los momentos difíciles.

La receta

Vivo con lo que es

Comportamientos necesarios:

  • Aceptación: Reconocer la vida con la realidad que se presenta sin modificarla.

  • Humildad: Soltar las expectativas y poder ver que la vida no nos debe.

  • Resiliencia: Ajustarse a los desafíos y los cambios de situaciones fácilmente.

  • Esperanza: Tener fe y confianza en que todo es pasajero y que siempre surgen oportunidades.

  • Determinación: Fortalecer nuestra capacidad para salir adelante a pesar de todo lo que sucede.

Afirmación personal para vivir con lo que hay

Vivo plenamente con lo que tengo y hago lo mejor posible con lo que llega a mi vida. Acepto que las cosas no siempre son ni suceden como quisiera, pero elijo mantener una actitud optimista que me impulsa a encontrar soluciones a los desafíos que me llegan. Poseo la fortaleza necesaria para seguir adelante y no rendirme.

Entiendo que la vida no siempre ofrece explicaciones, pero siempre brinda la oportunidad de actuar con propósito. Puedo aceptar mi realidad, y esto no significa que me rinda; hago las paces con lo que es, para construir lo que puede llegar a ser. Cultivo una actitud positiva y determinada que me permite avanzar y crecer. Dejo ir lo que no es para abrazar lo que sí es, viviendo en armonía incluso cuando las cosas no salen como esperaba.

Cómo aprender a vivir con lo que se tiene

  1. Evitar el estancamiento: Promueve la acción y un sentido de control. Preguntas como "¿Por qué a mí?" suelen llevar a un ciclo de victimización que rara vez ofrece soluciones. En cambio, preguntas como "¿Qué hago con esto?" ofrecen salida y esperanza.

  2. La vida no se mide por lo que te sucede, sino por lo que haces con ello: Aunque no todo lo que ocurre es culpa nuestra, somos responsables de mejorar nuestra condición y no quedarnos atrapados en el enojo o la desesperación.

  3. Valorar los pequeños momentos de bienestar: Encontrar alivio en momentos cotidianos puede ser una forma de manejar el sufrimiento. Salir del círculo vicioso de solo pensar en el problema nos ayuda a encontrar soluciones.

"A veces, la única forma de avanzar es dejar de cuestionar el camino y empezar a caminar con una visión optimista y hacia un mejor destino."Prohibida su reproducción total o parcial sin autorización escrita del editor y sin citar la fuente.
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