Antes pensábamos que nuestro futuro estaba en las estrellas. Ahora sabemos que está en nuestros genes, afirma James Watson.
En el documental titulado “Tres idénticos desconocidos” se muestra la historia real de tres hermanos que fueron adoptados por familias distintas y se reencontraron por azar siendo adultos. Además de su parecido físico, compartían diversos rasgos de personalidad y gustos.
Preguntémonos: ¿qué tanto influyen nuestros genes no solo en los rasgos físicos: altura, color de ojos, forma de la nariz, peso; sino en nuestro carácter, temperamento, cualidades y talentos?
¿Y qué tanto tiene que ver el ambiente en que fuimos criados? A menudo, encontramos a hermanos muy diferentes entre sí y nos sorprendemos ¿Cómo puede ser que si han crecido en la misma familia, sean tan distintos el uno del otro?. Tradicionalmente, se le atribuía mucha importancia al entorno, y con los años y estudios, la genética ha cobrado más importancia.
En el 2003 se descifró el primer genoma humano, el gran libro de la vida que contiene toda la información genética almacenada en el ADN de las células. Desde entonces, se ha visto que cada persona nace con ciertas características físicas, psicológicas e intelectuales.
Nos gusta pensar que los bebés son como páginas en blanco, y que nuestro destino depende exclusivamente de lo que hagamos, que somos libres para diseñarlo como queramos.
La realidad no es así. Los científicos han seguido durante años a miles de parejas de gemelos univitelinos (fecundados de un solo cigoto), adoptados al nacer por diferentes familias que, incluso en algunos casos habían ido a parar a países distintos. Vieron que esos hermanos que solo compartían genética, tenían unas capacidades y un temperamento muy similares; en algunos casos, se parecían más en cuanto a gustos, aficiones y cualidades que hermanos educados por los mismos padres.
Según Steven Pinker de la Universidad de Harvard: casi todos los rasgos de comportamiento son en parte heredables, aunque nunca por completo. Hay ciertas características que no se heredan y que dependen de la cultura o del ambiente; el idioma, la religión, e incluso la orientación política.
Cabe mencionar, que son incontables las investigaciones que demuestran que muchas de las diferencias entre hombres y mujeres tienen sus raíces en los genes. Somos diferentes desde que nacemos.
¿Es importante el entorno? Podemos afirmar que nuestra genética nos prepara para observar el mundo; nos conforma los detalles más sutiles del cerebro humano y de la mente. Pero necesita del entorno para expresarse. El ambiente puede activar ciertos genes o desactivarlos.
Esto debe servirnos para entendernos más, conocer nuestro temperamento, gustos y fortalezas, y así poder explotarlas al máximo. Y muy importante, si eres papá o mamá, crea un ambiente propicio para que los genes positivos de tus hijos se activen y sean mejores personas.
LUCIA LEGORRETA DE CERVANTES. Presidenta Nacional de CEFIM, Centro de Estudios y Formación Integral de la Mujer.
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