Una mujer que acaba de dar a luz, suele preocuparse y checar si su bebé está respirando cuando duerme. Puede llegar también a angustiarse por los gérmenes y bacterias, y por si se esterilizaron adecuadamente los artículos del recién nacido, volviéndolos a lavar en algunas ocasiones.
Por lo mismo, se ha visto que después del parto, una mujer tiene una mayor probabilidad (11%) de presentar síntomas obsesivo-compulsivos que el resto de la población (3%).
Los síntomas, que pueden incluir el miedo de que algo malo le suceda al bebé (que se caiga de la cama o que algún germen haga que se enferme) o de llegar a lastimarlo (tirar al bebé, que se resbale cuando lo están bañando), usualmente son temporales y pueden ser el resultado de los cambios hormonales, así como de las transformaciones que experimenta la mujer en su vida con la llegada de su hijo.
Sin embargo, si las obsesiones y las compulsiones interfieren con su funcionamiento diario, con el cuidado del bebé y de si misma o son extremadamente angustiantes o provocan mucho miedo, pueden indicar la presencia de un problema emocional, especialmente de Depresión Posparto.
Las obsesiones son pensamientos o imágenes recurrentes e indeseables que causan ansiedad, mientas que las compulsiones surgen como resultado de los pensamientos obsesivos, y son un comportamiento o ritual que temporalmente disminuye la ansiedad, pero que NO previenen los pensamientos obsesivos.
Recuerda que con el tratamiento adecuado, la DPP es temporal y puedes alcanzar una completa recuperación. Si no se atiende, puede convertirse en un padecimiento crónico, tener graves consecuencias y causar una mala calidad de vida para ti, tu bebé, tu pareja y todo tu entorno.
Tú y tu bebé merecen ser felices, sanos y disfrutar al máximo su vínculo y amor.
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