Todas las madres se preocupan por el bienestar y la salud de sus hijos, pero algunas madres llegan a tener pensamientos como: “¿Qué pasa si llego a tirar a mi bebé por las escaleras?” o “Si no lo checo constantemente durante la noche, ¿dejará de respirar?”.
La mayoría de las mujeres presentan en algún momento pensamientos, imágenes o sienten impulsos de este tipo durante los primeros meses después de haber dado a luz, los cuales son normales y no representan un problema.
De acuerdo a un estudio reciente publicado en “Archives of Women’s Mentanl Health”, totas las mujeres participantes reportaron haber tenido pensamientos intrusivos de accidentes durante el posparto. La mitad de ellas, mencionaron que estos se referían también a poder hacerle daño a sus hijos (como sacudirlos, tirarlos o ahogarlos).
Este tipo de pensamientos pueden comenzar desde el embarazo, y extenderse hasta 12 semanas después del parto, y ser de diferentes tipos. Desde oraciones del tipo “qué pasaría si… (se enferma, no soy buena madre, no tengo suficiente leche, etc.). Se pueden presentar también memorias traumáticas del parto, o tener imágenes de accidentes, enfermedades o la muerte del bebé, de la pareja o de sí misma.
Desafortunadamente no ha quedado claro porque unas madres presentan este tipo de pensamientos y otras no, pero se ha visto que puede estar relacionado con el instinto natural de proteger a la familia. Si aunado a esto, se tiene una historia personal y/o familiar de ansiedad, depresión o trastornos mentales, los pensamientos pueden ser más frecuentes y atemorizantes.
Las causas son multifactoriales y determinadas por aspectos genéticos, biológicos, emocionales y sociales.
¿Cómo se pueden contrarrestar?
“Una vez que comienzan, son alimentados por el miedo y la ansiedad, pueden continuar indefinidamente y hacerse cada vez más fuertes” (Dra. Pamela Wiegartz, “The Pregnancy and Postpartum Anxiety Workbook”). El primer paso entonces, es que la mujer se de cuenta de que es una experiencia común cuando se acaba de dar a luz, y que no significa que esté loca, que es peligrosa o una mala madre.
“El miedo y la interpretación errónea los hace más fuertes; la educación y el conocimiento, los debilita”. Es importante también seguir haciendo aquello que se teme o se evita (como bañar al bebé, si se teme ahogarlo). Ya que al dejarlo de hacer, los pensamientos negativos se refuerzan, así como la creencia de que puede suceder algo malo, y que la mujer no tendrá control sobre dicho evento.
¿Cuándo es necesario pedir ayuda de un profesional?
Si los pensamientos son frecuentes, causan una angustia extrema e interfieren con la vida diaria de la mujer, o en su habilidad para cuidar a su hijo(a), es indispensable buscar apoyo de un psicólogo y/o psiquiatra.
Así mismo, si se acompañan de una gran tristeza, enojo, desesperanza o de la creencia de que la madre y el bebé estarán mejor muertos, o en algunos casos, si hay alucinaciones, pensamientos bizarros o comportamiento violento, es indispensable el apoyo inmediato de un profesional.
Recuerda que con el tratamiento adecuado, la Depresión Posparto es temporal y se puede alcanzar una completa recuperación. Si no se atiende, puede convertirse en un padecimiento crónico y/o tener graves consecuencias.
http://www.foxnews.com/health/2012/03/21/new-mom-alert-how-to-cope-with-your-anxious-thoughts/
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