13693995863?profile=RESIZE_710xY no solo la huele… la detecta a kilómetros.
El drama comienza cuando ella confunde amor con hambre, entrega con desesperación, y vínculo con obsesión.
Él no necesita hacer nada.
Ella se encarga de suplicar amor disfrazado de “estar para ti en todo”.
 
Cuando una mujer está desesperada y necesitada de tener un hombre, su energía cambia de forma sutil pero evidente: transmite ansiedad, inseguridad y una sensación de carencia que, lejos de atraer relaciones sanas, suele alejar a los hombres emocionalmente maduros y disponibles. En ese estado, es más probable que tolere actitudes o tratos que normalmente no aceptaría, que pierda claridad sobre lo que realmente quiere y que confunda atención momentánea con amor verdadero. La desesperación no es un imán para el afecto genuino, sino para vínculos desequilibrados donde la validación externa sustituye, de forma temporal, la falta de amor propio. Solo cuando una mujer se siente completa por sí misma y ve a una pareja como un complemento, y no como una necesidad vital, está en condiciones de construir un vínculo recíproco, respetuoso y duradero.
 
La necesidad no enamora.
La urgencia no seduce.
El vacío no construye vínculos. Solo los devora.
Ser buena, estar disponible, demostrarle que no lo vas a abandonar…
No es amor.
Es supervivencia emocional camuflada de entrega.
Lo magnético no es cuánto lo necesitas.
Lo magnético es cuánto te eliges.
Si ya entendiste que rogar amor es una forma moderna de autoabandono, estás preparada para escoger tu próxima relación.

 

Enviadme un correo electrónico cuando las personas hayan dejado sus comentarios –

¡Tienes que ser miembro de Retos Femeninos para agregar comentarios!

Join Retos Femeninos