LA VIDA: UNA PIEDRA PRECIOSA

Todos y cada uno de nosotros debería tener una vida interior rica que pudiera constituir el remanso necesario donde refugiarse cuando los problemas o los conflictos se hacen presentes y nos afectan profundamente.  Y la pregunta que debo hacerte es ¿estás saboreando tu vida? Sé sincero y no te engañes. Una cosa es ser consciente y responsable de todo lo que te has propuesto hacer, y otra muy diferente es degustar la vida como si fuera tu comida preferida o el mejor de los vinos.

Puedo adivinar tu respuesta porque casi todos nosotros decimos “y… vivo lo mejor que puedo”, que es una respuesta carente de contenido y aceptando que biológicamente existimos, pero sin poder darle un color agradable a nuestra existencia. Y… a veces no hay que hacer grandes cambios para obtener resultados maravillosos. El observar e integrarse a la naturaleza, resulta un ejercicio muy estimulante y lo puedes hacer quizás en ese espacio de descanso que tienes en tu trabajo, para caminar por un parque cercano, o por una calle arbolada, observando el color de las hojas que caen de acuerdo a la estación del año en que te encuentres. También puedes los fines de semana, en lugar de sentarte en un sillón con el control remoto de la televisión, disponer de un tiempo para caminar o para hacer alguna actividad física que no sólo traerá beneficios a tu salud, sino que generará unas sustancias denominadas endorfinas que te harán sentir muy bien.

Pero, también hay otros modos de saborear la vida, y uno de ellos es incrementar tu vida espiritual. Iniciar y diseñar un espacio para el diálogo interno, para evaluar con sinceridad el grado de satisfacción o insatisfacción con lo que la vida te devuelve a cada momento.

Estarás de acuerdo conmigo que vivimos momentos de gran tensión en la vida de cada uno de nosotros. ¿De quién depende lograr el equilibrio o poner nuestra casa interna en orden? No podemos ni debemos esperar que los demás lo hagan por nosotros. La armonía, la paz interior, el bienestar y el equilibrio emocional son tareas que nos son asignadas a cada uno de nosotros. ¿Cómo hacer para encontrar el camino? Ante todo tienes que tener la suficiente autoestima como para pensar y sentir que mereces saborear la vida. Fíjate qué pasaría si no lo hiciéramos. Transcurriría nuestra vida, con un vacío existencial muy importante, que sólo nos traería tristeza, cuando al llegar al otoño de la vida y mirar hacia atrás, sólo podamos encontrar trabajo, responsabilidades, angustia y ansiedad por resolver nuestros problemas.

Ser responsable es una cosa, pero eso no quita que le otorguemos a nuestra alma, el espacio necesario para saborear la vida. No esperes a tener todo resuelto para comenzar a disfrutarla. Hazlo con lo que hoy sabes y tienes. Lo demás vendrá por añadidura.

El primer paso es el más importante; los siguientes se van dando casi automáticamente. Comienza entonces por amar la vida. Respetarla y venerarla, como la perla más importante que junto a otras forman un collar que te rodea y que adorna finamente tu persona. Aplica a tu existencia la excelencia y la innovación, como elementos que hagan que cada día sea diferente y que cada nueva etapa que debas recorrer te encuentre con el mismo entusiasmo o, si es posible, con un deseo incontenible de superación.

Esa es la vida que tienes que vivir, pensando y sintiendo que es el terreno fértil donde cultivar tus ideas, y donde les darás forma y sentido a tus metas y objetivos.

Para percibir que vale la pena vivir la vida, a partir de hoy el “no puedo”, ó “no seré capaz de hacerlo”, deben desaparecer de tu vocabulario. Habrá tareas que te resultarán complicadas y de difícil solución. Pero los pretextos que has utilizado hasta el presente a partir de ahora deben pasar a formar parte de un pasado que sí o sí debes transformar. Sin pedantería y sin soberbia pero haciendo el intento de avanzar y lograr tus objetivos, te verás de pronto envuelto en una nube de sentimientos positivos, que no sólo te permitirán avanzar, sino que también te harán sentir un gusto especial por tu vida.

Aún con las mayores dificultades, tú sabes bien que vale la pena vivir la vida y disfrutarla. Actitud y dignidad son las herramientas imprescindibles para enfrentar y afrontar las responsabilidades que hoy la vida nos brinda. Del mismo modo que aprendes un oficio o una profesión, debes incorporar a tu capacitación habilidades para hacer de la vida un espacio placentero y no una guerra sin fin. Destierra de tu pensamiento el negativismo. Admite que todos los sucesos tienen y merecen más de una interpretación, y ten siempre presente que la vida una y otra vez te da una nueva oportunidad de aprender y de enmendar tu camino. Depende de ti tomarlo o dejarlo.

¡Valora el tesoro que tienes entre tus manos! La joya más extraordinaria no puede compararse con el significado profundo de la existencia humana. ¡Disfrútala y extrae de ella lo mejor! ¡Sólo se vive una vez!

 

Dr. Walter Dresel

 

wdresel@adinet.com.uy

www.exitopersonal.org

www.walterdresel.blogspot.com

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