"Aprender a reconocer nuestras miserias sin sentirnos víctimas es una habilidad para vivir la vida"
Siempre lo menciono, vivimos en un mundo donde el sufrimiento, el sacrificio y la lucha son sobre valorados. Entre más sufro más valorado y reconocido soy. Entre más me sacrifico más llamo la atención de los demás. Entre más lucho más vivo me siento. Todo esto es la cultura de la victimización, nos han enseñado y programado para ser victimas de todo y de todos.
¿Cómo sería el mundo donde en lugar de ser víctimas empezáramos a ser responsables de nuestras vidas? ¿Cómo seria nuestra vida si empezáramos a tomar conciencia de nuestra vida y nos preguntáramos para qué estamos realmente en esta vida? Yo creo en Dios (no se tú) y en mi pequeña mente no cabe la más mínima duda de que Dios es un Dios de amor y no pudo habernos hecho tan poderosos y perfectos como somos, para tener una vida de sacrificio, sufrimiento y lucha.
Dios nos dio el libre albedrío, es decir el poder de elegir lo que queramos en esta vida. Si tú quieres seguir creyendo que entre más sufras más cielo ganas o que la vida es para sufrir, eso ya es responsabilidad tuya y no mandato de Dios, ¿no lo crees?
La vida es una oportunidad para aprender y evolucionar, y no es posible aprender nada desde una posición de victima y vivir echándole la culpa a los demás y a mis circunstancias de lo que me pasa y de la vida que tengo. Por supuesto que somos programación pura y que mientras somos bebés y niños no tenemos la opción de defendernos o de bloquear lo que aprendemos, sin embargo cuando somos adultos no hay ninguna excusa para no tomar responsabilidad de nuestra vida.
Aprender a reconocer nuestras miserias sin sentirnos víctimas es una habilidad que nos permite sanarnos y tomar conciencia de nuestra vida. Según el diccionario miseria significa pobreza extremada. Desgracia o pena que padece una persona. Miserias, para mi, son todas esas creencias y programas (experiencias) que vamos arrastrando de nuestro pasado hasta el día de hoy que no nos dejan estar en paz con nosotros mismos, con los que me rodean y con la vida. Muchas veces estas miserias son ignoradas y otras muchas negadas, sin embargo siguen en nuestro subconsciente gobernando y decidiendo mi vida.
Mientras yo siga ignorando y negando mis experiencias (programas) pasadas nada va a cambiar en mi vida y voy a seguir echándoles la culpa a mis papás, a mis hermanos, a mi marido, a esa persona o personas que me rechazaron o me hicieron daño, a mis circunstancias y hasta a la "realidad" del mundo en que vivo.
Lo más posible es que al reconocer nuestras miserias duelan y es por eso que le temo. Sin embargo el dolor es pasajero y sanador, en cambio el sufrimiento es crónico y es un hábito o rutina diaria. Millones de personas prefieren sufrir (inconscientemente muchas veces) que acceder al dolor y sanarlo. Por supuesto que el ser victima tiene sus ganancias y también a eso se acostumbran las personas; por eso se cree que es más fácil echarles la culpa a los demás que el tomar responsabilidad de mi vida. Y digo se cree que es más fácil porque en mi cabeza no cabe la idea de poner mi vida a disposición de los demás. Yo prefiero creer que yo creo mi vida y que todo empieza dentro de mí, con mis creencias, palabras, pensamientos, emociones y acciones.
¿Qué hacer cuando ya reconocimos alguna de nuestras miserias? Resignificarla, es decir darle un nuevo significado para que nos beneficie y poder salir de ahí, en lugar de justificarme y victimizarme. Cuando le damos un nuevo significado a algún evento o experiencia pasada la empezamos a sanar y deja de molestarnos y limitarnos. Por supuesto que me refiero a un significado que me favorezca y no a otro que me haga más daño.
Por ejemplo, si mis papás no me expresaron amor sino al contrario, me violentaron; en lugar de vivir rechazando a mis papás y forzándome a "aceptarlos" porque son mis papás, puedo empezar a darle un nuevo significado y creer que ellos hicieron su trabajo como papás lo mejor que pudieron. Y que si ellos me trataron así simplemente repitieron patrones de conducta o información que ellos traían ya en su mente. Lo más probable es que ellos no fueron concientes de lo que hicieron, en cambio yo, estoy a tiempo de tomar conciencia y cambiar esa información en mi para no seguirla repitiendo (inconcientemente) con mis hijos.
No podemos cambiar el pasado, pero si podemos darle un nuevo significado y empezar a liberarnos de todas nuestras miserias que solo nos hacen daño para así situarme en el presente y vivir mi vida sanamente. Entre más conciente sea de que yo decido qué creer y qué no creer más aprendo a fluir con la vida en lugar de seguir atado a las cadenas del sacrificio y el sufrimiento y luchar cada día con algo que depende de mi si existe o no. No hay nada ni nadie con quien luchar más que con mis propias miserias.
Tú eres un Ser Humano que ha venido a este mundo a aprender y a evolucionar ¿Qué estás aprendiendo? ¿Qué información les estás heredando a tus hijos a tus nuevas generaciones?
Abrazos y bendiciones,
Patricia Anaya
Patricia Anaya es la creadora del programa, membresía y la comunidad de YoSoyAbundancia.me y autora del Libro para niños "Los Tres Poderes, ¡La Magia de Amarse a uno Mismo! (www.LosTresPoderes.com) y "The Three Powers, Magic to Love Yourself! (www.TheThreePowers.com).
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