Es necesario comprender que expresar emociones es positivo, sea cual sea. De no hacerlo, ésta quedaría en pausa extendiéndose hasta que decidamos sacarla.
Las redes sociales vienen de la mano con la tendencia de la falsa felicidad, lo que provoca entre los internautas síntomas depresivos y sensación de soledad al compararse con lo que hacen otras personas. La happy era desplaza la tristeza, enojo y demás sentimientos catalogados como negativos mediante frases como «si la vida te da limones, haz una limonada».
En este sentido, el psicólogo sanitario y psicoterapeuta, Buenaventura del Charco, «Ese tipo de mensajes hacen un flaco favor a la sociedad, que cada vez es menos tolerante con las emociones que conocemos como negativas. En vez de ser compasivos y ayudar a las personas que están pasando por un mal momento, o simplemente dejarles estar mal, conseguimos hacerles sentir culpables por sentirse como se sienten, como si no ser felices fuera culpa de ellos».
El experto pone sobre la mesa la discusión sobre verle el lado positivo a los problemas. Desde su opinión, es más recomendable abrir los ojos a la realidad y hacerle frente a lo que nos ocasiona conflicto. «Esa idea de centrarse en lo positivo no deja de ser un componente cobarde en el que cuando tenemos un problema nos dedicamos a darle la espalda y mirar a otro lado, como si nada ocurriese. Lo que necesitamos es tratarnos con respeto y hacer frente a las adversidades, la vida no va de estar montado en un unicornio expulsando arcoiris».
Por ello se hace necesario comprender que expresar emociones es positivo, sea cual sea. De no hacerlo, ésta quedaría en pausa extendiéndose hasta el momento en que emerja. Buenafuente del Charco explica que contener la tristeza o rabia puede desembocar en ansiedad. Esto ocasiona que el sentimiento regrese con más fuerza. « Por eso cuando nos permitimos sentirlas, nuestra emoción se gasta y ese sentimiento desaparece, como cuando se tiene sueño y se duerme, nuestro cuerpo no necesita seguir generando sueño porque ya ha descansado».
Publicado originalmente en mi portal Editorial Salud y Bienestar Total
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