Cuando las personas pierden la alegría de la vida, muchas veces la raíz está en la ausencia de pasión. La pasión es esa chispa que da sentido a nuestros días, que convierte las horas de trabajo en una experiencia con propósito y no en una carga interminable. Sin ella, la rutina se vuelve gris, el esfuerzo se siente pesado y la motivación desaparece. Quien no tiene una pasión suele vivir en automático, cumpliendo con lo que se espera, pero sin sentir el entusiasmo profundo que nace cuando se trabaja en lo que realmente mueve el corazón.
A muy temprana edad, a los dieciséis años, encontré mi pasión. En la Ibero, estudiando inglés y francés, descubrí la carrera recién inaugurada de Ciencias y Técnicas de la Información (CTI), y cuando sentí que mi corazón latía de emoción por la comunicación y la publicidad supe que eso era lo mío, para lo que yo había nacido. A pesar de que mi papá y, años después, el padre de mis hijos estuvieron en contra de que trabajara en el medio de la publicidad, jamás abandoné aquello para lo que había nacido. Es una muestra de que cuando logras desarrollar lo que te apasiona, por lógica, destacas, y te sientes feliz plena. Escuchar a tu corazón y no dejarte llevar por terceros, por más importantes y queridos que sean.
Desde la perspectiva del liderazgo, la pasión no es un lujo, es un motor. Los grandes líderes inspiran porque están comprometidos con lo que hacen, porque transmiten energía y convicción. Una persona sin pasión difícilmente puede guiar o influir en otros, ya que su propia vida carece de dirección. La falta de entusiasmo se percibe, se contagia y termina por generar equipos apagados, conformistas y sin innovación. En cambio, cuando alguien se enciende con una causa, irradia una fuerza que atrae y transforma.
Trabajar en algo que no nos apasiona es como remar contra la corriente: se avanza, sí, pero con un desgaste enorme y con la sensación constante de vacío. Muchas personas se quedan atrapadas en empleos que no disfrutan por miedo a arriesgarse, por comodidad o por cumplir con expectativas ajenas. Lo que no saben es que ese precio se paga con salud emocional, creatividad bloqueada y un sentimiento de insatisfacción que termina afectando todas las áreas de la vida.
Encontrar la pasión requiere autoconocimiento, valentía y apertura. No siempre está ligada al trabajo inmediato, pero sí puede integrarse a la vida profesional si se busca con decisión. Identificar qué actividades nos hacen perder la noción del tiempo, qué temas nos encienden y qué causas estaríamos dispuestos a defender sin cansancio es un buen inicio. A partir de ahí, la pasión se convierte en brújula y en motor de resiliencia frente a los obstáculos.
Recuperar la alegría de vivir pasa por atrevernos a alinear lo que hacemos con lo que amamos. Quien encuentra su pasión se reconcilia con la vida, se siente vivo, creativo y en constante crecimiento. La pasión no solo es un camino hacia la realización personal, también es la llave para un liderazgo auténtico, inspirador y duradero. Porque nadie sigue con entusiasmo a quien no brilla, y nadie brilla si no está encendido por lo que le apasiona.
En el camino de la vida vamos aprendiendo cuando algo nos funciona o cuando nos equivocamos y en vez de traumarnos, lo tomamos como aprendizaje. Les comparto algo de lo aprendido para recuperar la pasión y con ella la alegría de vivir:
- Haz un alto y pregúntate qué te enciende por dentro. Identifica actividades o temas que disfrutas tanto que el tiempo parece volar; ahí suele estar la pista de tu pasión.
- No tengas miedo de explorar. La pasión no siempre aparece de inmediato; a veces hay que probar cosas nuevas, aprender habilidades distintas o salir de la rutina para descubrirla.
- Integra tu pasión en lo cotidiano. Aunque aún no sea tu trabajo principal, busca espacios en tu día a día para dedicar tiempo a lo que amas; eso te dará energía y motivación.
- Rodéate de personas inspiradoras. Conectar con quienes viven con entusiasmo te impulsa a dar pasos valientes y te recuerda que es posible trabajar en lo que apasiona.
- Atrévete a tomar decisiones valientes. Si tu vida laboral actual no refleja lo que amas, empieza a diseñar un plan de transición; la pasión florece cuando se combina con acción.
Lo más importante: Jamás te traiciones.
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