EL SÍNDROME DE LA AMAPOLA ALTA: CUANDO EL ÉXITO SE CONVIERTE EN UN RIESGO  PARA LAS MUJERES

Imagina un campo lleno de amapolas. Todas crecen juntas, pero hay una que se eleva un poco más que las demás. En lugar de admirarla, algunas manos deciden cortarla para que no sobresalga. Esa metáfora da nombre al Síndrome de la amapola alta (Tall Poppy Syndrome), un fenómeno que afecta a miles de profesionales en el mundo, especialmente a las mujeres, y que también se conoce como el síndrome de la alta exposición. 

Este síndrome se manifiesta cuando una persona que logra éxitos o visibilidad en su trabajo empieza a recibir críticas, comentarios despectivos, exclusión o, incluso, la invisibilización de sus logros. En vez de celebrar el talento y el esfuerzo, el entorno responde con actitudes que buscan “cortar” a quien sobresale.

Según cuenta la leyenda, el síndrome de la amapola alta fue nombrado por primera vez en los libros de Heródoto y en las reflexiones de Aristóteles. Según Heródoto, el emperador envió a un mensajero para pedirle consejo a Trasíbulo, para que le dijera cuál era la mejor manera de mantener el control sobre el imperio. El mensajero le transmitió la pregunta pero Trasíbulo simplemente optó por caminar entre los trigales. Mientras caminaba, cada vez que encontraba una espiga más alta la cortaba y la arrojaba al suelo, sin decir una sola palabra.

Cuando el mensajero volvió con el emperador, le explicó el extraño comportamiento que había tenido Trasíbulo y el emperador entendió el mensaje. Entendió que debía eliminar a todo el que resaltara por encima de los demás, ya que sólo acabando con los mejores, conseguiría que su poder no fuese puesto en entredicho.

El peso de ser mujer y destacar

Aunque cualquier persona puede sufrirlo, las mujeres lo padecen en mayor medida. ¿Por qué?

  • El doble vínculo de género: si son asertivas, se las tacha de agresivas; si son empáticas, de débiles. Pareciera que nunca hay una manera correcta de liderar.

  • Los sesgos culturales: en entornos dominados por lo masculino, se espera que las mujeres encajen en un rol “agradable”, y cuando lo trascienden, aparecen las críticas.

  • El síndrome de la abeja reina: algunas mujeres que han llegado a la cima endurecen sus actitudes hacia otras, repitiendo patrones aprendidos para sobrevivir en un entorno hostil.

Cifras que hablan por sí solas

Diversos estudios internacionales señalan que:

  • Un 87% de las mujeres afirma que sus logros han sido minimizados o socavados en el trabajo.

  • Más del 85% asegura haber sentido un aumento de estrés, y un 74% reconoce impactos negativos en su salud mental por este tipo de actitudes.

  • El 77% ha visto menospreciados sus éxitos, y el 66% ha sufrido cómo otras personas se atribuían su trabajo.

Estos datos muestran el coste emocional, profesional y social que el síndrome de la amapola alta supone para las mujeres, y para las organizaciones que, sin darse cuenta, pierden talento y motivación.

¿Cómo superarlo?

La buena noticia es que podemos trabajar, tanto de manera individual como colectiva, para revertir esta realidad:

  • Nombrar el problema, hablar de él y visibilizarlo es el primer paso.

  • Generar culturas de reconocimiento, donde los logros individuales se celebren y no se castiguen.

  • Formación en sesgos e inteligencia emocional, equipos más conscientes construyen entornos más justos.

  • Liderazgos ejemplares, quienes tienen poder de decisión deben respaldar y proteger a las personas que sobresalen.

Las mujeres no deberían sentir miedo a crecer, a liderar o a brillar. Cada vez que cortamos una “amapola alta”, perdemos la oportunidad de inspirarnos con su ejemplo. La clave está en cultivar la diversidad de talentos, en lugar de reducirlos por miedo o inseguridad.

Porque cuando una mujer destaca, no disminuye a nadie: multiplica las posibilidades de lo que todas podemos lograr.

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