Hola: ¿alguna vez te pusiste a pensar cual es la incidencia del estrés sobre tu corazón?
Mira…tu corazón es el órgano clave en tu vida. Porque no solo es el músculo que impulsa la sangre que le va a brindar el oxígeno a los tejidos de tu cuerpo para su supervivencia, sino que también es extremadamente sensible al fenómeno del estrés.
Tu corazón es un músculo que funciona automáticamente, a punto de partida de una pequeña central que le envía los estímulos a través de una compleja red eléctrica, para que se contraiga enviando la sangre a todo el organismo y luego se relaje para permitir que esa sangre nuevamente ingrese en sus cavidades para distribuirla en la red pulmonar, permitiendo que se realice el intercambio entre el anhídrido carbónico que tú exhalas y el oxígeno que purifica la sangre para iniciar nuevamente el ciclo de la circulación.
Obviamente que el proceso es mucho más sofisticado de lo que estoy exponiendo, pero mi intención aquí es que tú comprendas lo que el estrés le provoca a tu corazón.
Esa central que envía los estímulos hace que el corazón pueda latir en condiciones normales entre sesenta y noventa veces por minuto. Este rango es el habitual para una persona que realiza una actividad sedentaria, sin grandes exigencias.
El estrés desmedido, a través de la activación de un complicado sistema neuroendocrino, promueve un aumento sostenido de los latidos por minuto, llevándolo a cifras superiores a cien, lo que configura una taquicardia.
Además del impacto sobre el corazón, el estrés desequilibra otros órganos y sistemas al mismo tiempo.
Ese aumento de los latidos por minuto, se acompaña de la elevación de la presión arterial y de un espasmo o contracción de la pared muscular de las arterias, en particular de las coronarias que son las que irrigan el músculo cardíaco.
Quiero que te des cuenta que aquellos agentes agresores que están permanentemente al acecho y que intentan deslizarse y penetrar en tu cuerpo y en tu mente, potencialmente causan un daño enorme si tú les permites que ingresen y los incorpores a tu vida.
Un corazón que puede ser el tuyo, sometido a la presión constante de no solo los agentes agresores externos, sino también de los internos, los que dependen de tu visión de la vida y del mundo que habitas, sufre calladamente hasta que un día con previo aviso o sin ello, claudica bajo la forma de un infarto de miocardio, o de una insuficiencia coronaria.
También la sobretensión permanente puede desencadenar un accidente vascular encefálico, ya que todo el sistema cardiovascular está bajo un sufrimiento continuo.
Lo importante que quiero que comprendas es qué así como en la vida no hay nada que sea gratuito, con el estrés no podemos jugar a ver cuanto resistimos, porque cuando queremos acordar tenemos la enfermedad golpeando nuestra puerta.
El corazón es muy sensible no solo a las agresiones externas, sino también a las internas que tienen que ver con tu estado de ánimo, que es la consecuencia de todo lo que te sucede y te sucedió a lo largo de tu existencia.
Esa sensibilidad te obliga a cuidarte tú y por ende a tu corazón, para evitar que las emociones negativas logren su perverso objetivo, que es no solo que tú te sientas mal con tu vida, sino que promueven un sinnúmero de enfermedades de difícil tratamiento y dudosa curación.
Discutimos acerca de si las emociones se generan solamente en la mente o si afectan el corazón. Creo que ambas afirmaciones son verdaderas, por lo que el cuidado de tu salud, abarca no solo tu cuerpo físico, sino también el emocional.
Quizás no puedas evitar mucho de los agentes agresores que rondan en tu vida, pero sí puedes cambiar TU ACTITUD ante ellos. Cuánto antes lo hagas, estarás ganando en salud y en armonía interior.
Ingresa en el jardín de tu corazón y mírate en el espejo de tu alma. Toma un café contigo mismo y sé sincero con lo que te sucede en tu vida.
Sin prisa, pero sí con firmeza determina qué sientes que tienes que cambiar de tu estilo de vida, qué está a tu alcance hoy y sobre qué tienes que trabajar para lograr tus objetivos de mediano y largo plazo.
El proceso de reingeniería personal está en marcha. Disfruta del camino, porque es en él que hallarás la recompensa.
Dr. Walter Dresel
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