EL EFECTO HALO: ¿QUÉ ES Y CÓMO ME AFECTA?

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Las primeras impresiones cuentan, y mucho, en el ámbito laboral y en la vida misma, ¿verdad? Y, sin darnos cuenta, solemos atribuir cualidades generales a una persona basándonos en una sola característica visible, como su apariencia física, su forma de hablar o incluso un simple gesto.

Este fenómeno psicológico, conocido como "efecto halo", puede influir de manera decisiva en cómo percibimos las competencias, habilidades y el potencial de una persona en el trabajo. Sin embargo, cuando analizamos este sesgo desde una perspectiva de género, el impacto es mucho más complejo y, a menudo, desfavorable para las mujeres. 

¿Qué es el efecto halo?

El efecto halo ocurre cuando una cualidad positiva o negativa de una persona impacta nuestra percepción global sobre ella. Por ejemplo, si alguien es percibido como atractivo o carismático, es probable que asumamos que también es competente, inteligente o confiable, aunque no exista evidencia concreta de estas cualidades. Este sesgo funciona de manera inconsciente, pero puede tener profundas consecuencias en las decisiones laborales, desde contrataciones hasta promociones o asignaciones de proyectos clave.

El efecto halo y los estereotipos de género

En el caso de las mujeres, el efecto halo está estrechamente vinculado a los estereotipos de género y las expectativas sociales. Mientras que la competencia y la ambición suelen ser valoradas positivamente en los hombres, esas mismas características en una mujer pueden ser vistas como "agresivas" o "poco femeninas". De igual manera, si una mujer cumple con los estándares de belleza socialmente aceptados, es posible que se le asocien cualidades positivas como empatía o bondad, aunque estas suposiciones no siempre favorecen su desarrollo profesional.

Por otro lado, si una mujer no encaja en esos cánones de belleza o actúa de forma asertiva, es más probable que sea juzgada con mayor dureza. Esto refuerza barreras invisibles en su camino hacia posiciones de liderazgo, ya que los sesgos implícitos influyen en la forma en que es percibida por colegas y superiores.

Consecuencias del efecto halo en el liderazgo femenino

El efecto halo puede limitar el acceso de las mujeres a roles de poder en las organizaciones. Algunos ejemplos de sus consecuencias incluyen:

  1. Subestimación de capacidades: Si una mujer es percibida como cálida y agradable, puede asumirse que no tiene la "dureza" necesaria para liderar equipos o enfrentar desafíos críticos.
  2. Promociones sesgadas: Las decisiones de promoción o asignación de proyectos suelen depender de percepciones subjetivas, lo que puede favorecer a quienes encajan en estereotipos asociados al éxito (generalmente masculinos).
  3. Mayor escrutinio: Las mujeres suelen ser evaluadas más estrictamente por su desempeño, mientras que los hombres pueden beneficiarse de suposiciones positivas iniciales que disminuyen la crítica hacia ellos.

Cómo combatir el efecto halo en el ámbito laboral

Para promover un entorno laboral más equitativo, es fundamental reconocer y abordar el efecto halo desde una perspectiva organizacional y personal. Algunas estrategias incluyen:

  1. Fomentar la autoconciencia sobre los sesgos: Las empresas deben implementar capacitaciones que ayuden a identificar y mitigar sesgos inconscientes, promoviendo una evaluación más justa de las competencias de cada empleado.
  2. Estandarizar procesos de evaluación: Las decisiones de contratación, evaluación de desempeño y promoción deben basarse en criterios objetivos y medibles, reduciendo la influencia de impresiones subjetivas.
  3. Visibilizar el liderazgo femenino: Mostrar casos de éxito de mujeres líderes rompe estereotipos y amplía la percepción de cómo se ve y actúa el liderazgo eficaz.
  4. Cuestionar las primeras impresiones: Tanto hombres como mujeres pueden reflexionar sobre sus propios prejuicios y esforzarse por analizar a las personas en base a su rendimiento y habilidades, no en percepciones superficiales.

Hacia un liderazgo libre de sesgos

El efecto halo es un recordatorio de que el liderazgo femenino no solo enfrenta barreras estructurales, sino también prejuicios culturales y psicológicos que debemos desafiar. Reconocer este fenómeno y sus impactos nos permite dar un paso hacia entornos laborales más inclusivos y justos, donde el talento y las capacidades, y no las percepciones, sean la base de las decisiones.

¿Qué estamos haciendo hoy para eliminar los halos que nublan nuestro juicio y abren o cierran puertas de manera injusta? Combatir estos sesgos no es solo una cuestión de equidad, es también una estrategia inteligente para construir organizaciones más fuertes y diversas.

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Comentarios

  •  Rosetta Forner Veral muchas gracias por tu comentario, totalmente de acuerdo. Tenemos que aprender a ser más compasivas con nosotras mismas y que la opinión de los demás no nos destruya. 

  • muy de acuerdo. Me ha encantado el artículo.

    sólo añadiría que, hay que aprender y practicar el quedar bien con una misma y pasar de lo que los demás opinen. Hay que desarrollar un fuerte sentido del yo. 

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