Como padres tenemos pánico a que nuestros hijos se equivoquen o fracasen. Así vemos a un papá o mamá con hijos de cualquier edad resolviendo problemas con los maestros, tratando de hablar con los entrenadores deportivos o haciendo los proyectos de la escuela para que sus hijos resulten ganadores. ¡Que equivocados estamos!
Hay estudios que afirman que los beneficios del fracaso pueden ser más numerosos que los que experimentan las personas que tienen éxito en el primer intento.
Las personas que no se enfrentan a sus fracasos tienden a poner excusas por sus errores, sin esforzarse en mejorar. En cambio, el reflexionar sobre las causas del fracaso, lleva a esforzarse más la próxima vez que lo intentan.
Comparto contigo ocho maneras en las cuales nuestros hijos pueden beneficiarse de los fracasos:
1. Si nuestros hijos solo saben experimentar emociones agradables, tendrán problemas en el futuro cuando les toque sentir tristeza, enojo o frustración. El fracaso los ayuda a sentir y expresar estas emociones y a aprender a manejarlas.
2. Pueden aprender de sus errores. Que reflexionen lo que hicieron mal para que puedan mejorarlo.
3. Los ayuda a ser perseverantes. Si las cosas siempre salen a la primera nunca serán capaces de persistir, porque no lo han necesitado. La perseverancia es una virtud muy necesaria para lograr algo en la vida.
4. Enfocarnos con ellos en el refuerzo más que en el resultado. Estar con los hijos en sus fracasos y ayudarles a ver el camino recorrido y el esfuerzo que pusieron nos convertirá en padres más compasivos y a ellos en niños sanos emocionalmente.
5. Los ayuda a ser más empáticos y compasivos. Un niño que se ha enfrentado al fracaso es capaz de ser más compasivo ante los fracasos y frustraciones de los demás. Es más propenso a ponerse en el lugar de los otros e incluso de ayudarlos en sus fracasos.
6. Les ayuda a tener una autoestima realista. El fracaso ayuda a nuestros hijos a ver en ellos sus cosas buenas, y las no tan buenas.
7. Nos da la oportunidad de apoyarlos y estar ahí con ellos. Les demostramos que estamos ahí con ellos, y les enseñamos a responder en situaciones desfavorables.
8. Los ayuda a pensar más creativamente. Y así buscar distintas soluciones a los problemas que se les presentan.
Educar con el fracaso no es una locura, y verás como los beneficios serán mayores a pretender que tu hijo nunca se equivoca.
LUCIA LEGORRETA DE CERVANTES. Presidenta Nacional de CEFIM, Centro de Estudios y Formación Integral de la Mujer.
Comentarios