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Hay una canción de Astrid Hadad que comienza diciendo “¿Saben porque estamos en este mundo, saben que hacemos en este mundo? Estamos en este mundo de Shopping”. Aunque una entrada singular y picaresca de la canción “No me hallo”, es realmente una realidad.

Pareciera que para los seres humanos la prioridad es la acumulación de “cosas”. Estamos en una carrera por obtener el mayor número de triques posibles en el menor tiempo. Es como si la frase “más es mejor” fuera la meta primordial.

Nos hemos perdido y tratamos de llenar vacíos emocionales con cosas materiales, es como querer meter un triangulo en un hueco cuadrado. Desviamos el camino intentando buscar bienestar y nos hemos obsesionado con el tener y tener. Los centros comerciales están llenos de gente aun cuando los pronósticos financieros continúan por años decirnos que estamos en recesión y crisis financieras. Los closets y garajes están rebosando de cosas que nunca ocupamos dando pie a una de las industrias de mayor crecimiento en los Estados Unidos, la bodegas para “guardar” cosas que ni siquiera nos acordamos que tenemos y que al final de varios años de pagar y pagar renta, terminan tirándose o rematándose por las compañías propietarias de las bodegas que se adueñan de ellas cuando la gente deja de pagar definitivamente.

Nos sentimos tan vacías que necesitamos acumular, lo que sea pero acumular, hay mujeres que tienen fortunas en bolsas de marca y zapatos y nunca se pensó en un “guardadito” para la vejez. Tenemos que aprender a decir –esto es suficiente-, y enfocarnos en las cosas que de verdad trascenderán después que dejemos el cuerpo que al final ni eso nos podremos llevar.

Estoy muy conciente de esto porque al estar trabajando arduamente en el desapego tanto material como espiritual me he dado cuenta de toda la basura que he acumulado y después de haber vendido el 90% de mis pertenencias, cada vez que abro mi bodega, encuentro que podía haberme deshecho de mucho más.

Reflexionemos sobre nuestras prioridades, que es lo que vale, que es lo que trasciende, que es lo que verdaderamente nos llena y nos da bienestar. La vida pasa de prisa y cuando menos acordamos la hemos desperdiciado en tonterías que nos desgastan.

¡Abrazos en Suficiencia!