El simple hecho de pensar que debemos renunciar a algo en la vida para alcanzar la felicidad responde a una concepción errónea de felicidad. Responde a la idea de que cosas externas a mí mismo condicionan mi felicidad, y eso no es así.
Esa misma concepción de felicidad es la que lleva a muchos a decir que no es posible ser feliz todo el tiempo. Evidentemente esa debe ser su experiencia que, por supuesto, parte de una concepción de felicidad influenciable por las circunstancias.
Mi experiencia me dice que la felicidad es un estado interior y no una emoción. Alcanzar ese estado depende exclusivamente de mí, y no pasa forzosamente por renunciar a nada, salvo a la interpretación que nosotros mismos hacemos de la vida. La felicidad la encontramos en nuestro interior, y podemos encontrarla sin renunciar a nada externo.
La clave está en
- Interpretar la vida, las circunstancias, las situaciones que vivimos en el día a día en positivo, viviendo desde la confianza y la seguridad en uno mismo,
- Disfrutar del momento presente, sin dejarnos llevar por culpas o rencores del pasado, ni por miedos que vengan de hipotéticos futuros,
- Tener siempre una razón por la que levantarte con ilusión cada mañana, tener proyectos y metas, ilusionantes y retadores,
- Saber perdonarnos a nosotros mismos y a los demás,
- Ser agradecidos y transmitir esa gratitud,
- Tener una concepción de la felicidad que dependa de mí, y de nadie más,
- Elegir SER FELIZ y buscar activamente esa transformación interior que permite alcanzar ese estado.
Todo pasa por una transformación interior, por reprogramar nuestras creencias para alinearlas con esta realidad. Hay muchos caminos para lograrlo. Algunos lentos que requieren dedicación y esfuerzo. Otros rápidos y sencillos.
En cualquier caso, lo importante es que decidas ser feliz y sigas alguno de los muchos caminos que te permitirán alcanzar ese estado interior de equilibrio, serenidad, paz, amor,… también llamado FELICIDAD.
Ricardo Eiriz
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