Si tomamos en cuenta estas situaciones tan comunes, que probablemente muchas de nosotros estemos haciendo en estos momentos, y las tratamos de cambiar, es muy probable que nos ayude a sentirnos más tranquilas, y a desarrollar nuestra maternidad con mayor seguridad.
1) No poner nuestra atención en recuperarnos: generalmente nos enfocamos en atender las necesidades físicas y emocionales de nuestro bebé, descuidando nuestro bienestar y salud. Recordemos que es indispensable que comamos sanamente, y sobre todo, que descansemos lo más que se pueda.
2) Aislarnos: es común que no tengamos energía, tiempo o deseos de bañarnos y vestirnos, ya que el cuidado del bebé es extenuante. Por lo mismo, en estos momentos en que queremos estar únicamente en pijama o en pants y no salir a la calle, es altamente recomendable arreglarnos y salir a caminar (con o sin el bebé) aunque sea 10 o 15 minutos.
Se ha comprobado que las mujeres que no salen y se aíslan, se sienten más cansadas, abrumadas y tristes.
3) Angustiarte o culparte por no haber tenido el parto que esperabas/deseabas: si por cualquier situación, tus expectativas no se cumplieron y te pusieron la epidural, tuviste una cesárea o sucedió cualquier otra situación, enfocarte en lo que no lograste, te producirá sentimientos de culpa, angustia, miedo, frustración y otro tipo de emociones negativas.
Ahora es tiempo de enfocarte en tu bebé, en tu salud, en tu pareja, y tratar en la medida de lo posible, de gozar y vivir plenamente estos momentos.
4) No buscar ayuda o asesoramiento en cuanto a la lactancia: si tienes problemas, dudas, te sientes angustiada o no puedes amamantar adecuadamente o como esperabas, es INDISPENSABLE que busques apoyo de los profesionales. Puedes hacerlo a través de una consultora de lactancia, de tu ginecólogo o de tu pediatra.
Recuerda que para llegar a la mejor decisión de continuar dándole pecho a tu bebé, o por el contrario utilizar fórmula, y sobre todo, para gozar cualquiera de las dos opciones, es NECESARIO que estés informada y asesorada adecuadamente.
5) Estresarte por situaciones que NO puedes controlar: tanto en el desarrollo físico, emocional y social de tu bebé, como en la forma en que estás desarrollando tu maternidad.
Si hay algo que puedes hacer, trata de solucionarlo y cambiarlo. Si no está bajo tu control, es importante que sepas que como padres, siempre cometeremos errores, y aún así, nuestros hijos sobrevivirán y serán felices, como nos pasó a nosotras mismas.
Lo que necesitamos hacer, es ser las mejores madres que podamos ser.
6) Rechazar ayuda o apoyo de los demás: recuerda que es indispensable que descanses, que tomes tiempo libre sin el bebé y que delegues algunas tareas. Todo esto te ayudará a estar más fuerte y sana, y por lo mismo, a ser una mejor madre.
7) No hacerle caso a tus instintos: recibirás consejos de profesionales, de familiares, de amigos, e incluso de extraños, pero es sumamente IMPORTANTE, que sólo los sigas si te sientes cómoda y tranquila.
No confiar en tus instintos, sólo te generará angustia, estrés y hará que te cuestiones a ti misma y tu capacidad como madre.
8) Comparar a tu bebé con otros bebés: es INDISPENSABLE que respetes, valores y goces el ritmo de desarrollo físico, social y emocional de tu bebé. Si todavía no ha gateado, caminado o hablado (entre muchas otras cosas), tan rápido o fácil como otros niños, y el pediatra te dice que está bien y sano, lo mejor que puedes hacer es darle su tiempo y espacio, amarlo y aceptarlo como es. Y sobre todo, tratar de gozar lo más que puedas de la maternidad.
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