YO NO SOY TONTA. O, ¿SÍ?
© Rosetta Forner 25.03.22
Soy librepensadora. He cruzado el umbral de la edad cronológica en la que, según un estudio realizado por el director de la Facultad de Medicina en la Universidad de George Washington (fuente New England Journal of Medicine), los dos hemisferios cerebrales funcionan al unísono. En verdad, a mí, me han funcionado así toda la vida, merced a mi rebeldía. Quizá a ello se deba que suelo darme cuenta de las muchas ‘tonterías’, léase incongruencias, lerdadas, imbecilidades, inconsistencias, memadas, mentiras y demás tretas embaucadoras usadas por gurús y gurusas que venden todo tipo de ‘crece pelo’.
Las mujeres no somos tontas, o, ¿sí?
La tontería, la lerdez, la memez, la estulticia, la cortedad de inteligencia práctica, la ausencia o carestía de sentido común no es propia ni de hombres ni de mujeres sino de cierto perfil de personas al margen del sexo o género (como se dice ahora. Las cosas son las que tienen género: femenino, masculino y neutro. Las personas, no tienen género, tienen sexo).
No existe la superioridad. Lo que existe son diferentes niveles o estadios evolutivos. Cada ser humano evoluciona a su manera y ritmo. Es por ello que, cada uno de nosotros es responsable de su nivel y estilo de evolución, de su ‘estado’.
Nadie me hace tonta ni estúpida ni inferior a no ser que yo se lo permita.
Por consiguiente, si decido creerme, lo que sea, sin analizar o sin tan siquiera considerar la posibilidad de aplicarle el ‘arte de dudar’, de resultar engañada, mía será la responsabilidad última.
Debido a mi ‘vida anterior’ (en la que fui publicista y directiva), sigue habitando en mí la experta analista de audiencias de medios de comunicación, costumbres de los consumidores y etcétera. Aprendí a relacionarme con la realidad analizándola, buscándole tanto os ‘fallos como los puntos fuertes, las posibilidades, el cómo darle la vuelta a las dificultades y convertirlas en oportunidades. Ello me ha servido para conducirme por la vida con los ‘faros o las luces largas’ y verlas venir antes de toparme o darme de bruces contra los obstáculos o la gente falsa y sus falsedades. Ahora bien, admito que, hay quien, miente de fábula. Los ‘pretenders’ haberlos, haylos. Que no sepamos o logremos ver venir a todos los ‘falsos’ no es culpa nuestra, los hay que son excelentes maestros en el arte del disimular, confundir, fingir lo que no son ni serán jamás. Se trata de verdaderos embaucadores de masas, por regla general más de mujeres que de hombres pues usan la seducción además de otras técnicas de manipulación psicológica para lograr tener ascendencia sobre ellas.
He conocido, asimismo, a alguna que otra gurú mujer (gurusa), que lograba atraer a las mujeres cual moscas a la miel usando técnicas sólo al alcance de una mujer (aunque en verdad, es la versión femenina de lo que hace un hombre manipulador).
¿Cómo?
Representando la figura de la madre nutricia, de la amiga nutricia, del ‘asilo emocional’.
¿En qué consiste esto?
La gurusa procede como una madre: acoge, consuela, da consejos, da cariño. Pero, a diferencia de una madre psicológicamente sana, la gurusa lo que hace lo hace generando dependencia emocional (codependencia), o sea, apego disfuncional. De esa manera se asegura la ‘fidelidad’ basada en la necesidad de acudir a ella en busca del ‘alimento’ que sólo ella (eso les hace creer) puede darles.
Obviamente, este tipo de gurusas tiene éxito entre mujeres psicológicamente infantiles, aquellas que no han asumido ni las riendas de sus vidas ni la responsabilidad de sus actos. Por lo que están encantadas (lo están porque ignoran el precio que pagan por ello o las consecuencias de su proceder), de tener a alguien (la gurusa) que se haga cargo de sus ‘responsabilidades’ y de que les diga qué deben hacer en cada caso.
Este tipo de mujeres ‘atontadas’ (yo las bauticé hace años como ‘damiselas de diadema floja), no soportan a las mujeres (las reinas, las que lideran sus vidas) que las ponen frente a frente con su ‘tontería’, pues tontas no son y se dan cuenta de que éstas (las reinas), no entran en su juego de ‘yo me responsabilizo de ti’.
Las gurusas están encantadas de que haya mujeres damiselas de diadema floja ya que, de este modo, su negocio seguirá viento en popa.
- ¿Cómo detectar a las gurusas?
Es fácil, si estás dispuesta a ello.
- No soportan que se les lleve la contraria.
- No permiten la discrepancia ni el libre pensamiento.
- Alardean de aquello que las puede hacer quedar por encima de la mujer a la que quieren dominar.
- Se relacionan y adoran a hombres machistas, porque ellas son unas hembristas.
- Van de estupendísimas.
- Se ponen como ejemplo de ‘ganadoras’ o ‘triunfadoras’ y modelo a seguir.
- Tienen cuchipanda de mujeres: parecen quinceañeras o ‘teens’ más que mujeres adultas relacionándose.
- No tienen una buena autoestima sino un complejo de inferioridad disimulado. Fingen tener un buen nivel de inteligencia emocional, pero a la más mínima se les ve ‘el plumero’ (la pretensión).
- No tienen argumentos ni saben argumentar por lo que, ante una discrepancia echan mano del insulto, la amenaza, el ataque personal, el menosprecio en lugar de un buen argumento.
- Narcisistas y egoístas.
- Se acercan a las personas por lo que pueden obtener o sacar de ellas, esto es, las usan. Y, una vez usadas, las dejan de lado si no le pueden sacar más provecho
- Prometen con mucha facilidad pero no cumplen su palabra excepto que sea para manipular u otros fines.
- La sencillez, la verdadera empatía, le son ajenas.
- Les encanta relacionarse con personas a las que pueden inferiorizar o que sean inferiores a ellas de alguna manera (ya sea por status social,belleza, estatura, estudios, fama, éxito...).
Estos rasgos son los principales acorde a mi experiencia.
- No seas tonta ni te hagas la tonta.
- No te creas nada de lo que te cuenten.
- Duda de todo, es muy sano dudar, ejercita las neuronas.
- Plantéate si hay algo que no cuadra.
- Confía en tus instintos.
- No permitas que nadie te diga que no eres suficientemente inteligente o que careces de tal o cual carrera universitaria y que sin dicha carrera no puedes opinar ni comprender.
- No admitas a nadie en tu vida que te diga que eres tonta, estúpida, incompetente, que estás equivocada cuando le llevas la contraria, le pones los límites o le plantas cara.
- No te sientas ofendida, no te lo tomes a nivel personal, cuando una gurusa o damisela de diadema floja eche pestes de ti o te critique al haber osado, tú, plantarle cara o dar tu opinión.
- Si el gurú es hombre o cualquier hombre en general, se muestra machista o misógino contigo, dale pasaporte. No le toleres que te rebaje por el hecho de llevar traje de (ser) mujer.
- Los machistas son hombres con complejo de inferioridad, recuérdalo.
- Sé siempre más lista que el hambre.
- Tienes cualidades, capacidades, recursos, dones… ¡Úsalos!
- Nunca te sientas inferior a nadie. No lo eres. Tampoco eres más que nadie.
- No temas llevar la contraria.
- No temas el ostracismo.
- El único precio que no te puedes permitir es el de traicionar tu integridad.
- NO TENGO CINCO AÑOS PSICOLÓGICOS. SOY ADULTA.
Dicho todo esto, te diré me he dado cuenta de que la mayoría de las personas, hombres y mujeres, en todos los ámbitos, nos tratan a hombres y a mujeres, como a niños de cinco años. Puede que especialmente a las mujeres (y no me quiero poner feminista, no en este sentido porque también son muchas las mujeres que tratan a otras mujeres como si fueran niñas de cinco años). Se nos habla como si nuestro proceso cognitivo estuviera por desarrollar.
- La vida no es fácil. La vida es maravillosa pero es dura.
- Lo mejor está por venir y lo peor.
- No existe una fórmula magistral para curar ‘tus males’ o solucionarte la vida.
- Tienes menos problemas de lo que crees pues te/nos hacen creer que tenemos muchos, pero no es así. Y, lo hacen porque así pueden vendernos soluciones o rescatarnos.
- Nos hacen creer que tenemos ciertas necesidades para podernos vender soluciones.
- Todos esos gurús y gurusas suelen alardear de tener ‘la solución’.
- No soy culpable ni menos valiosa por no encajar o alcanzar el modelo de perfección (“eres un ser de luz que ha venido a tener una vida abundante, próspera, lograr sus sueños…”) que me presentan. Dado que su ‘modelo’ es falso, si yo no lo cumplo, no es mí culpa es su engaño. Yo soy, tú, todo el mundo, es un magnífico ser de luz, cierto, pero cada cual tiene un plan de vuelo o de vida, ni mejor ni peor, el suyo. Todo no está en el triunfo material.
- Las personas valemos la pena por lo que hay en nuestro interior, por lo que somos, no por lo que tenemos o aparentamos.
Ponte la corona y no te la quites para parecer menos alta que las demás.
© Rosetta Forner, escritora, hadamadrina, agitadora de neuronas humanas…
‘Un poco de hadamadrining es un mucho de coaching’.
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