Y DESPUÉS DE UN DIVORCIO, ¿QUÉ?

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La cantidad de divorcios en el país es dramática. Hoy por hoy las estadísticas nos muestran que uno de cada tres matrimonios terminará disolviéndose. Casi siempre un divorcio es una solución muy triste y dolorosa que –desafortunadamente– todos los miembros de la familia sufren de una u otra forma, en particular los niños, cuando no se toman en cuenta sus sentimientos y dudas.

            A las mujeres nos cuesta mucho trabajo hacernos a la idea de que los sueños y las expectativas que teníamos, al comenzar una vida juntos, no se podrán cristalizar. Muchas lamentamos que no envejeceremos con esa pareja que elegimos para toda la vida. También pesa mucho la incertidumbre sobre lo que enfrentaremos solas en cuanto a la crianza y manutención de los hijos. La violencia, el abandono emocional y las adicciones por parte del cónyuge aceleran la decisión. A veces somos nosotras las que elegimos no continuar el matrimonio por falta de amor.

El divorcio es un fracaso, pero depende de ti quedarte ahí, en la frustración,

o hacer algo para convertirlo en una oportunidad.

Si eres de las que cree que ya no hay futuro después de un divorcio, quiero decirte que aunque es un evento que desencadena muchas reacciones y consecuencias, hay vida después de él. Como todo en la vida, la actitud es el factor más importante para superarlo. Si has detectado que eres una mujer co-dependiente es probable que la autoestima tienda a bajar hasta el piso, pero si crees que la autonomía es parte de tu actitud, sin duda te será más fácil salir del atolladero del divorcio.

Depende de la actitud que tú tengas, así, tus hijos se explicarán lo qué está pasando.

Después de llorar un rato, volverás a ponerte en acción, sentirás que las cosas tienen color y una nueva luz entrará en tu vida. Si te quedas en el hoyo, ¿qué crees que van a sentir tus hijos? Por ello es tan importante que encuentres pronto la paz en el alma y la alegría del corazón. Aunque no lo creas el divorcio puede ser –incluso– una oportunidad para superar miedos, angustias y heridas del pasado.

Tienes derecho a ser feliz, nada justifica que te quedes si no eres feliz en el matrimonio.

Hay mujeres que todavía no son parte de la estadística de personas divorciadas pero viven muy infelices y apagadas en el matrimonio. Mujeres y hombres aguantan maltrato, indiferencia, desamor, infidelidades –y más– porque no se sienten aptas para llevar una vida solas. Si eres de ellas, empieza por fortalecerte y valorarte para que puedas dar el paso de la liberación. La vida no es eterna y tú mereces ser feliz.

No eres víctima, eres promotora de tu crecimiento y desarrollo personal.

El divorcio es una decisión contundente y acarrea muchas consecuencias, por lo tanto debe ser muy pensada y sentida; involucra un proceso emocional largo, vivido antes o después de la decisión final; arrastra a mucha gente inocente con la cuál tenemos que solidarizarnos en su sentir.

Creo que cuando no hay ya nada qué hacer para superar desavenencias y falta de respeto –en todas sus modalidades– lo mejor es que una pareja se convierta en dos seres respetuosos, buenos padres, mamá y papá, llegando a acuerdos para construir el bien mayor de los hijos. 

 

Julieta Lujambio/ conductora de radio y televisión, activista por los derechos de las madres solas y sus hijos. Twitter y FB: @soy mama sola

 

 

 

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