“Un matrimonio con éxito es tanto producto de las mentiras como del amor. Aunque cuando las emociones y actitudes de los conyugues pueden complementarse mutuamente bien, ambos son dos personas separadas y no es posible que sus sentimientos coincidan todo el tiempo. Una norma de una absoluta verdad los hará pronunciar en forma abrupta ciertas verdades que podrían resultar innecesariamente nocivas o quizá sólo inoportunas. Esto podría hacer que zozobrara el delicado equilibrio de dar y recibir, tan necesario entre esposo y esposa. Las mentiras constructivas, competentes y consideradas pueden tener un efecto mutuamente protector, impidiendo que ambos conyugues pisoteen los sentimientos del otro. Esta es la razón por la cual las buenas mentiras hacen buenos matrimonios”.
Cuando las mentiras prevalecen en los matrimonios “también la familia miente y permanece aparentemente unida”. Por supuesto, que no me estoy refiriendo a las falsedades que destruyen la vida de las personas, sino a la deshonestidad cotidiana que puede proteger la relación de un constante trauma. Se dice que la única “mentira digna” es aquella que podría alterar una situación para mejorarla. Con objeto de llegar a una decisión sensata acerca de una mentira, “el posible mentiroso debería pesar los posibles beneficios contra los posibles riesgos” un proceso un tanto parecido a jugar uno mismo a decir la verdad o aceptar las consecuencias.
Por ejemplo: es la historia de una mujer que siempre preparaba el mismo guiso de carne, del cual su marido siempre le decía que le encantaba, ella lo tomaba como un halago repitiendo es “guiso de mamá,” hasta que un día llega a hartar al marido, y es cuando en un momento de cólera él le confiesa que odia su manera de cocinar, que le daba náusea ¡y que jamás quería volver a ver ese guiso de carne en la mesa! Ella se sintió ofendida y lastimada; él le había mentido, llorando ella le dijo, “¡jamás volveré a creerte!”
Una cosa tan insignificante, había “sembrado una semilla de insidia”.
Este tipo de tragedia en la vida de un matrimonio se dan con mucha frecuencia, en apariencia, insignificantes, se multiplican, se intensifican y por ultimo crean complicadas y enmarañadas redes de desconfianza que nos atrapan y nos destruyen. Si esto es verdad, y así parecen confirmarlo las estadísticas, entonces quizá deseemos buscar algunas alternativas para el engaño. Según parece, no existe ninguna razón de peso por la cual la verdad deba de lastimar. Quizá si se maneja de forma correcta, pueda despejar el ambiente y ofrecer una plataforma para el cambio.
Entonces, se preguntarán ¿qué debemos hacer? ¿Engañar o no engañar? Puesto que sólo somos humanos, quizá no exista una decisión estereotipada; pero no deberíamos pasar por alto el problema, ya que es el responsable de una inmensa cantidad de relaciones fracasadas. Ciertamente, podemos optar por el engaño, pero quizá haya ciertas alternativas para ese engaño que podrían merecer nuestra consideración. A fin de lograr esto, debemos hacer a un lado la idea de que el engaño puede ser bueno y que con mucha frecuencia, la verdad lastima.
Debemos estar dispuestas a enfrentarnos al hecho de que estas creencias quizá no sean más que una cómoda actitud para “no comprometerte”, que a pesar de que la vida puede lastimar, el hecho de mentirle a un ser querido puede hacer algo más que herirlo, puede resultar algo totalmente devastador.
Al hablar de que una pareja sin apego es invencible, es olvidarte de que necesitas de alguien en particular para ser feliz, el caso del engaño está basado en gran medida en tratar de complacer al máximo a tu pareja, lo cual creo que es gracioso y hasta veces, ridículo y cruel y lo expreso así por el hecho de que la mayoría de las parejas están tratando de satisfacer “ a su pareja” (esto ya lo mencioné anteriormente) cuando debe de partir de su capacidad de amarse internamente, conocerse, valorarse y sobre todo convencerse de que él o ella no deben de cumplir tus expectativas de la vida, ERES TU LA RESPONSABLE de armar, cuidar, fortalecer y animar siempre a tu espíritu y tu corazón. Intentar hasta el máximo y desgastarte por “complacer a tu pareja en todo” solo lo fastidiarás y te dirá LA VERDAD.
La práctica de la comunicación es fundamental, aunque estés cansada de escuchar lo mismo, si entablas y aceptas qué le gusta o disgusta a tu pareja irás por la vida con una actitud y orgullo HACIA TI MISMA y esto se verá reflejado en una relación de respeto, y sobre todo, SIN APEGOS.
Al insistir en el APEGO estás cavando un pozo atascado de dolor, mentiras y frustración, luego no te lamentes si te engañan o te dicen que ya no te quieren por no haber comprendido a tiempo los mensajes que recibiste y “entender y aceptar” que cada quien es un ser de libertad, no seres para atar.
Nosotros, y nadie más, somos las responsables de nuestros actos y el apego exagerado hacia nuestra pareja. No trates de culparlo porque no siente lo que tú quieres, porque eso no los va a conducir a ninguna parte. El cambio se iniciará sólo cuando estén dispuestos a aceptar sus talentos y barreras, tener una responsabilidad propia y trabajar en sus procesos para llegar a sus objetivos como pareja.
“Las personas que se aferran al apego de sus parejas, se destruyen a sí mismas”, empleen sus energías en sentimientos positivos.
Recuerda, Tú tienes el Control, Tú eres lo más importante. Que Dios te bendiga, nos vemos el próximo martes. Gracias.
Comentarios
Excelente artículo, Felicidades, es totalmente cierto, la felicidad depende de nosotros mismos y no crear expectativas te libera de apegos, el que no espera nada de nadie, todo lo que recibe es maravilloso! Que Dios te bendiga
Hola Angy ¡excelente artículo!, debemos aprender a compartir nuestra felicidad pero no a costa de los demás sino de lo que nosotras mismas hayamos logrado. Gracias por compartir. Dios te bendice.