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El dolor y los problemas que afrontamos, son claras llamadas de atención relacionadas con nuestras creencias, emociones, sentimientos con los que venimos cargando, que nos retan a buscar nuevos caminos, soluciones y alternativas en vía a una mejor calidad de vida. La mayor pena viene de rechazar o pelear con nuestras creencias y con nuestros problemas, mientras que los mayores  beneficios vienen directo de la práctica espiritual a la solución de los mismos, pues es aquí en donde encontramos la claridad y el estado mental de PAZ mediante el cual podemos observar una Solución real a la situación por la que atravesamos o hacemos frente a la creencia o programa que tenemos, aceptamos y cambiamos.

La sanación en nosotros requiere de un compromiso para no causar daño ni en nosotros ni en los demás. Jamás. Requiere de aquella sabiduría para retomar nuestras riendas y encontrar nuestro centro. Probablemente necesitamos ayuda  u apoyo de aquellos que lleven ya una camino recorrido, que entiendan lo que buscamos y que nos ayuden a encontrarlo dentro de un espacio emocional sano, empático y que comparta nuestros principios y valores, pues es aquí en donde la guía para potencializar estos beneficios espirituales se llevará a cabo.

Los problemas o situaciones que observamos, junto con aquellas emociones difíciles, generalmente se encuentran ahí para defender y protegernos de situaciones más profundas, junto con sus correspondientes pensamientos y emociones. Muchas personas con adicciones, compulsiones o problemas crónicos serios, vienen de la infancia y son resultados de  situaciones de abuso y maltrato físico, verbal o ambos. Es por eso que debemos estar alerta y conscientes para explorar posibles escenarios paralelos entre nuestros problemas actuales y la relación que pudieran tener con nuestro pasado, pues todas las claves sensoriales, comportamientos y pensamientos que sean similares a experiencias dolorosas pasadas, pueden volver a estimular a aquellas emociones, creencias o programas  y con esto impedir ver nuevas rutas o posibles soluciones con resultados exitosos.

El que nosotras examinemos nuestros mecanismos de defensa y aquellos defectos de carácter, nos permite identificar una solución a partir de un punto espiritual. Cuando nos regimos rigurosamente por nuestros principios espirituales, nuestros principios del alma, automáticamente se nos ponen al alcance esas soluciones y esa visión y oportunidad para sanar esas heridas profundas que nos llevan a tener comportamientos o conductas indeseables y que nos impiden tener la vida que deseamos.

Detectemos conductas, creencias, emociones que nos afecten de manera negativa en nosotras y en las demás. Cambiémoslas por las positivas y enfoquémonos en la energía maravillosa en la que nos desenvolvemos una vez que actuamos y vivimos desde el corazón.  Es importante reforzar aquellos momentos de solución y realmente sentirnos agradecidas por haberlas experimentado. Este es el camino para atraer más de esa energía positiva y lograr que nuestra vida fluya en armonía.

A medida que tengamos este continuo deseo de crecimiento espiritual, a pesar de que en un principio creamos o nos sintamos extrañas viviendo desde este nuevo enfoque, no debemos desalentarnos, pues es simplemente reprogramar y dejar atrás aquello en lo que estamos acostumbradas a CREER que nuestros falso YO es nuestra verdadera identidad y tenemos olvidado el camino más fácil que es el de nuestra decisión de quedarnos con aquellos programas buenos y dejar atrás los malos. Nuestra decisión de regirnos por nuestra intuición y no por el ego que se compone de adaptaciones defensivas que nos lastiman y que empiezan en la infancia. Su papel, era protegernos cuando no conocíamos mejores medios para hacerlo. Estos métodos de defensa, nos otorgan bienestar en el corto plazo, pero no están elaborados para proveer de soluciones y bienestar permanente, pues cada vez refuerza el problema original y se crea un sentimiento negativo que nos previene de la verdadera sanación y crecimiento que merecemos.

Nuestro verdadero YO está alineado a nuestra ALMA, que es la que nos rige, nos empodera y nos lleva a actuar basadas en estos principios espirituales. A medida que nos mantengamos enfocadas y practiquemos conscientemente estos principios, esta transformación espiritual, toma lugar y llegamos a ese lugar en donde somos capaces de ver cuando estos fantasmas del ego reaparecen de vez en vez y mejor aún, somos capaces de detectarlos y alejarlos de nosotros pues ya no son parte nuestra. Ahora, nuestros nuevos principios, creencias y emociones se encuentran en armonía, equilibrio y existen libremente sin fuerzas opositoras, expectativas, imposiciones o perjuicios. En medida que nos acostumbramos a vivir dentro de esta energía positiva, ligereza y mejoramiento de sentimientos a cerca de nosotros y de la vida en general, nuestra práctica y necesidad de vivir dentro de esta energía se facilita y se intensifica de manera natural.

Conclusión: si hemos sido egoístas, practiquemos la generosidad con el fin de que esta nueva acción o programa, reprograme y alerte a nuestra consciencia y podamos percibir los beneficios de vivir así. Si antes exhibíamos enojo, ira o rebelión, demostremos ahora ayuda hacia los demás y compasión. Ante la violencia, odio y resentimiento, tengamos acciones para promover paz (en nosotros y en los demás). Transforma la arrogancia en humildad y resentimiento en gratitud.

De pronto, con estos pequeños pasos y la consciencia alerta, nos damos cuenta que ya no existe más la necesidad de pelear o temer ni a nosotros mismos ni al mundo que nos rodea por cualquier problema o situación. En lugar de esto, ahora escuchamos las campanas dentro de nosotros llevándonos a niveles más elevados de sabiduría para encontrar una auténtica y permanente  solución para nuestro mejor y más alto bien.

CREE EN TI SIEMPRE.. ES FÁCIL, POSIBLE, SEGURO Y TE LO MERECES!

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