No es una tarea fácil confrontarse con la insatisfacción que uno ha ido acumulando a lo largo de la existencia. Pero quizás sí es el momento adecuado de reconocer y poner en orden cuáles han sido nuestros aciertos, en qué cosas hemos sido exitosos, correctos, nos ha ido bien y en qué cosas pudimos haber fallado, partiendo de la base de que errar y fallar es una condición del ser humano, por lo tanto, no nos debe sorprender, o no debemos tener vergüenza porque hayamos cometido algunos errores a lo largo de la vida.
Ahora, si de ese balance que tú vas a hacer, los errores superan ampliamente los éxitos, también va a ser un signo de madurez el admitir que nos hemos equivocado en nuestra manera de actuar y que estamos dispuestos a iniciar un proceso que cambie el perfil con el que hemos procedido hasta el día de hoy.
O sea, tenemos que iniciar ese proceso de reingeniería personal que nos lleve a transformar esos fracasos o esas debilidades que tenemos, en nuevas fortalezas. Y seguramente, cuando tú utilices ese tiempo de reflexión, que es un tiempo para quedarse quieto, es un tiempo en el cual debemos establecer un nexo, una conexión con nuestra mente, para poder evaluar, paso a paso, las cosas que hemos hecho y los resultados que hemos obtenido, nos vamos a dar cuenta que quizás durante los años que hemos vivido, hemos asumido una enorme cantidad de responsabilidades y de roles, a medida que fuimos adquiriendo mayor edad, mayor madurez en los distintos períodos de nuestro tránsito vital. Y este hecho de ir asumiendo responsabilidades y roles, habla de la buena disposición que hemos tenido para brindarles a quienes dependen de nosotros, lo mejor de nuestra capacidad, pero es probable que con el afán de proteger y de contener, nos hayamos olvidado de preguntarnos, qué es importante para nuestra vida. Porque es muy lindo y es muy importante el proteger, el contener, el proveer, pero en esa vorágine y en ese vértigo por cumplir con esos objetivos, generalmente dejamos relegado en el cajón de los recuerdos, esa pregunta: ¿qué es importante para mi vida, qué es lo que tengo que hacer para poder sentirme bien?
Y no es una pregunta menor, porque en realidad debimos habérnosla hecho hace mucho tiempo, y quizás puedo asegurarte, que nos hubiéramos ahorrado muchísimas lágrimas y mucha amargura. Porque si yo puedo responder qué es importante para mi vida, voy a ir tras eso que es importante; mientras no lo plantee realmente voy a quedar muy a merced de los sucesos que naturalmente acontecen en la vida de cada ser humano.
Lo fundamental es fijarse un objetivo inmediato, tratar de descubrir qué es lo que realmente queremos y de aquí en adelante comenzar a actuar para poder obtener aquello que deseamos.
Y cada ser humano tiene sus prioridades que responden a su realidad, a sus necesidades y al esquema de vida que trazó hasta el presente. Pero como el tema de hoy se trata de darle un nuevo perfil a la vida, tendríamos que actualizar cuáles son aquellas inclinaciones o preferencias que teníamos hasta ahora y poder evaluar si siguen siendo las mismas, o la propia dinámica de la vida, los años que vamos acumulando han modificado nuestros deseos, nuestras necesidades. Seguramente si tú miras para atrás, lo que necesitabas veinte o treinta años atrás no es exactamente lo mismo que necesitas hoy. ¿Por qué? Porque tú has cambiado, el mundo ha cambiado. Tú has madurado, tú has crecido, has atravesado por distintas situaciones y experiencias en la vida. Y no importa el signo, si fueron positivas o si no lo fueron. Lo importante que son experiencias que uno va descubriendo y que uno va viviendo. Y eso, marca profundamente la vida del ser humano.
El objetivo fundamental de esta reflexión y de este cambio de modelo, de paradigma, es tratar de cumplir con esa misión de darle un nuevo perfil a nuestra vida, que va a tener un atributo fundamental y es que vamos a estar respondiendo a la necesidad de realizarnos como seres humanos, como personas que buscamos y que hemos encontrado, en determinado momento, aquello que puede colmar nuestras aspiraciones y de esa manera desarrollar un proyecto que vaya estimulando la creatividad y el deseo de una vida diferente en el futuro.
Has pensado, has meditado, has podido sacar conclusiones. Ahora estás en las mejores condiciones para la acción, para poner en marcha ese proceso de reingeniería personal que te va a llevar a recorrer caminos que hasta hoy eran totalmente desconocidos quizás para ti. Y… algo que es muy importante: la incomparable sensación de que tú te estás apropiando de tu existencia, la estás dirigiendo hacia donde quieres, con libertad, con alegría y sobre todo con esperanza de que las cosas puedan funcionar.
Mira siempre hacia delante. Tu vida es presente y es futuro. Siempre hay una nueva oportunidad para cumplir con tus sueños. Recuerda que el sol sale para todos, aunque hoy no lo puedas ver. Deja el pasado donde debe estar. Es la historia de tu vida, pero no es más que eso. ¡A partir de este momento un nuevo horizonte se abre ante tus ojos! ¡Sé agradecido por lo que hoy se te ofrece, y no dejes que tu existencia pase de largo!
Dr. Walter Dresel
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