"En medio de la depresión extrema, brilló de pronto otra posibilidad: quizá mi fracaso al intentar sostener mi vida no fuer a en realidad una enfermedad, una perturbación mental ni una señal de debilidad o de disfunción. Quizá de entrada, aquella no fuera mi vida, la vida que debía sostener en pie, y no fuera quien pensaba que era".
Jeff Foster, en "La más profunda aceptación"
Vivimos en una sociedad que nos llena de creencias y expectativas sobre lo que "se espera de nosotros". Se espera de nosotros que tomemos las riendas de nuestras vidas, que sepamos lo que queremos y seamos capaces de lanzarnos a conseguirlo, pero por desgracia, no se nos forma para hacerlo. Se nos enseña a obedecer, a seguir las normas, a encajar como piezas de un puzle en las familias, en las empresas, en el sistema económico, en la sociedad de consumo,...
Vivir "esa" vida programada por los demás nos lleva directamente a sufrir, a no fluir ni disfrutar del momento presente, a no tener objetivos y metas propios, a estar pendiente del reconocimiento y aceptación de los demás, a no sacar lo mejor de nosotros mismos.
Todos y cada uno de nosotros somos fantásticos en algo concreto, tenemos unos dones que muchas veces infravaloramos o incluso desconocemos. Valorar y desarrollar estos dones nos permitirá coger las riendas de nuestras vidas, centrarnos en el momento presente y vivir en estado de flujo.
Despréndete de todas esas ideas ajenas a ti sobre cómo deberías ser en este momento. Deja de sostener una falsa imagen de ti mismo. Enamórate del momento presente. Disfruta cada instante de tu vida como si fuera el último. Construye la vida que tu realmente quieres. Y no olvides que no eres un ser defectuoso, eres perfecto.
Comprender que nada exterior a nosotros provoca en realidad sufrimiento es la clave para vivir realmente libre. Las circunstancias nunca son realmente la causa de nuestro sufrimiento, es siempre la respuesta que damos a las circunstancias lo que nos hace sufrir. Sufrimos cuando intentamos escapar de nuestra experiencia presente, separándonos de la vida, entrando en guerra con nosotros mismos y con los demás.
Centrarse en escapar, en oponer resistencia a la experiencia presente, nos conduce al sufrimiento. Si realmente deseamos cambiar nuestra experiencia presente, no es cuestión de luchar contra ella, sino de transformarla, y eso únicamente lo podemos hacer desde nuestro interior. Y además puede ser bastante fácil hacerlo.
Ricardo Eiriz
Autor de "Un Curso de Felicidad", "Apunta Alto",...
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