Es cierto que las normas sociales y la aceptación son importantes. Por naturaleza buscamos ese reconocimiento; nos gusta sentirnos parte de un grupo, pero hay que recordar que más importante es la integridad personal y la autenticidad.
Presión Social se puede definir como la fuerza que influye en el comportamiento libre de las personas, empujándolas a actuar de una u otra manera, y surge cuando una persona le concede un peso desordenado a la opinión pública.
Podemos entonces caer fácilmente en pensar y actuar de acuerdo a lo que la sociedad opine, a sus normas, costumbres y modas, hasta el punto en que llegamos a perder nuestra propia autonomía y libertad, es decir, nos convierte en esclavas de la opinión social en todos los aspectos: al vestirnos, al comprar, hablar, opinar, elegir amistades y lugares de reunión, etc.
Ante ello, concebir a una persona que no cambia con la presión social, es hablar de una “persona sencilla”.
En este sentido, la sencillez consiste en darle el significado adecuado a las cosas y ordenar debidamente la jerarquía de valores, es vivir con autenticidad pensando y actuando de acuerdo a nuestras convicciones.
Es evitar vivir en el materialismo, que valora a la persona por el tener y no por el ser. Es no caer en el consumismo comprando bienes que no necesitamos y es, también, alejar el racismo y la discriminación hacia otras personas diferentes a nosotras.
"El más rico, es el que menos necesita"
Vivir con sencillez significa:
- Tratar a todos por igual, sin importar la posición económica, social, raza o creencia.
- No sentirte superior a los demás, tal como lo manifestara el filósofo griego Sócrates: “yo sólo sé, que no sé nada”.
- Utilizar la palabra con mesura cuando te expreses, evitando acaparar las conversaciones con un lenguaje comprensible y adecuado a la ocasión.
- Vestir con decoro, sin ser estrafalaria y de acuerdo al momento y a tu circunstancia.
- Adquirir, poseer y utilizar aquellos bienes que son necesarios, sin lujos inútiles o caprichos. Comprar cosas de buena calidad basándonos en su eficiencia, pero no para demostrar una cierta posición económica.
- Apreciar lo bueno, lo bello, lo natural.
- Ser discretas.
- No caer en la ironía (burla fina y disimulada), la pedantería (aprovechar toda ocasión para exhibirse), y la hipocresía (incongruencia de una persona por propia conveniencia)
- La persona sencilla no se exalta ni menosprecia, aprecia a las personas por lo que son y no por lo que tienen.
- es fácil vivir con sencillez, ya que implica tener el valor de ser diferente y de ser congruente. De igual modo, supone aceptar que aún cuando nos comportamos de esa manera, no podemos quedar bien con todo el mundo como dice la canción mexicana: no soy monedita de oro, para caerle bien a todos.
Ser una persona auténtica requiere pensar, actuar, hablar y vestir de acuerdo a mi ser, de acuerdo a mi persona, convicciones y creencias.
Al mostrarnos tal y como somos, al no querer apantallar a los demás y aparentar lo que no existe, viviremos mucho más tranquilos y en paz con nosotros mismos, viviremos en definitiva mucho más felices.
No olvides: vive como piensas...o acabarás pensando como vives. Lograrás así ser un hombre o una mujer SENCILLO.
LUCIA LEGORRETA DE CERVANTES. Presidenta Nacional de CEFIM, Centro de Estudios y Formación Integral de la Mujer.
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