El temor, la duda, la ansiedad, la cólera y el resentimiento, debilitan a nuestro cuerpo y a todas sus células, sacuden al sistema nervioso y provocan enfermedades y desastres. Cuando controlamos de manera absoluta nuestras emociones, es cuando podemos lograr felicidad y salud.
El resentimiento ha arruinado más hogares que el alcoholismo y ha matado más gente que la guerra. Los enfados, los resentimientos, la mala voluntad, los celos y la venganza, le roban al hombre la felicidad y lo llevan por el camino de la enfermedad, el fracaso y la pobreza.
En el reino de Dios no hay oportunidades perdidas. Cuando una puerta se cierra, otra se abre.
La palabra es tu varita mágica
F. Scovel
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