En principio aclaremos, hablar no es conversar. Cuando no paramos de hablar somos obsesivos, recurrentes, liberamos lo que traemos puesto, pero no lo trascendemos, nos ayuda aliviar, sin embargo, cuando conversamos lo que sucede es que algo cambia nuestros sentimientos, ideas propias o de los demás.
Conversar implica saber escuchar, tener la curiosidad sobre el otro y estar dispuesto a cambiar en el trayecto nuestras ideas.
Cuando entramos en una conversación hay un reto interno, no necesitamos que nos den la razón, de hecho nos ayuda que nos cuestionen, nos sirve escuchar otros puntos de vista para ampliar nuestra visión de lo que estamos comunicando.
Revisa ¿con qué personas realmente puedes tener una buena conversación?...
Los cambios se producen gracias a estos intercambios, donde cedemos nuestro punto de vista para obtener más conocimiento y sabiduría…
En la antigüedad los hombres se sentaban a intercambiar ideas, a esta acción se le llamó filosofar…que era aprender a pensar por sí mismo, como una de las formas más fecundas para cultivar la inteligencia… hoy todo no lo dan digerido y lo tragamos como una verdad sin cuestionar siquiera sí es real, verdadero, o si estoy de acuerdo y va con nuestros principios y valores.
Conversar es un proceso cuyo fin es hacernos mejores, nos permite acceder a un estado vital nuevo, auténtico, a una conciencia de nosotros mismos.
Para tener una buena conversación necesitamos escucha, atención, dominio de uno mismo, examinar en profundidad, escuchar y leer.
Nos exige tener capacidad de preguntar, de cuestionarlo todo sin suprimir, no censurar o mutilar ninguna cuestión por difícil o extraña que sea.
Es sin duda, una cualidad para comprender, apreciar, superar, perfeccionarnos y hacer de nuestros encuentros algo que sea más sustancial para la mente y el corazón.
Te invito que la próxima reunión con amigos propongas un tema para conversar, abriéndose a las opiniones sin juzgar o criticar, de sumarle a tu vida nuevas ideas o compartir las tuyas.
BRILLA SIEMPRE
MEG
Comentarios