Toda experiencia vital genera una reacción, un pálpito intestinal. Puede tratarse de un mero hormigueo o de un nudo en el estómago producido por la tensión, el estrés o las emociones. Dependiendo de la educación o el entrenamiento de las personas, se puede ser o no consciente de tales pálpitos. En cualquier caso, siempre generan reacciones involuntarias. Estas reacciones tienen que ver con gestos, posturas corporales o actitudes que tomamos en relación con lo percibido y que fueron estudiados, entre otros, por Flora Davis bajo el concepto de “comunicación no verbal”. Cuando tales tensiones se mantienen sin respuesta adecuada las notamos en forma de contracción muscular y dolor, local o reflejo. Pero antes de que tales impulsos se conviertan en expresión corporal podemos hacerlos conscientes como “pálpitos” que nos transmiten un conocimiento no verbal y no racional, intuitivo.
Esto es algo independiente de las creencias que tengamos o nos hayan impuesto; es anterior. Aunque es cierto que las creencias mentales se añaden a ello. Pero si no tenemos en cuenta este proceso habrá "creencias resistentes" que no podremos cambiar, aunque utilicemos la mejor técnica para hacerlo.
Si prestamos atención podemos comprobarlo de forma sencilla. Es suficiente con observar antes de tomar una decisión o llevar a cabo una acción determinada. Podríamos preguntarnos, en tales casos, en función de aquello que estemos viviendo y sin buscar una respuesta razonada sino sensitiva: ¿Es importante esta reunión para mí? ¿Me conviene relacionarme con esta persona? ¿Hay alguna oportunidad disponible? ¿Hay alguna amenaza? ¿Corre algún riesgo mi felicidad?
Es hora de comenzar a entrenar y observar la diferencia y complementación entre creencias y pálpitos, Esto nos permitirá dar un paso más hacia nuestro autoconocimiento profundo, el dominio de nuestra existencia y el verdadero logro de la anhelada felicidad. ¿Cuándo quieres comenzar a conseguirlo?
Te invito a que leas mi libro "El corazón inteligente" para que puedas profundizar más en todo ello y seguir el entrenamiento que en él propongo.
El corazón inteligente, Ed. Obelisco
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