Érase una vez un mundo en el que a los niños al nacer se les programaba para comportarse como autómatas. Sus habitantes eran como robots, que trabajaban sin parar para gastar el poco dinero que ganaban en cosas que les habían hecho creer eran importantes. Compraban lugares donde vivir y vehículos para desplazarse con dinero prestado que debían devolver a lo largo de los años. Estas obligaciones les impedían dejar sus trabajos, que muy habitualmente no les satisfacían. De ese modo pasaban la mayor parte de sus vidas ejecutando un papel para el que habían sido programados.
Por si todo esto no fuera poco, existía en ese mundo un pequeño grupo de individuos que acumulaban gran parte del dinero, ya fuera porque obligaban a la gente a comprar determinadas cosas, porque les obligaban a pagar enormes sumas a cambio del dinero prestado, o lo que es peor, porque les hacían enfermar para de ese modo estar consumiendo medicamentos de forma indefinida. La salud de las personas era por tanto una variable más del sistema, con la que se podía jugar a fin de ampliar el negocio.
La gente en ese mundo había olvidado que si querían podían ser libres. No había cadenas físicas, sino tan solo esa programación en su mente. No había enfermedades incurables, ni estaban predeterminados a padecer enfermedades como les habían hecho creer. Sus enfermedades eran el resultado de los hábitos perjudiciales para la salud a los que habían sido guiados.
Hasta que llegó un día en el que todo eso cambió. Descubrieron la realidad y aprendieron a reprogramarse. Descubrieron que podían vivir felices, alcanzar sus metas y estar sanos sin mayores esfuerzos. Descubrieron que tenían la capacidad de elegir por ellos mismos y no por lo que opinasen los demás. Descubrieron que podían ser LIBRES.
¡Quizás ese día haya llegado!
Ricardo Eiriz
Autor de Un Curso de Felicidad, Apunta Alto,... y en breve, El Alma de la Salud.
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