La mayoría de los seres humanos viven en un constante conflicto psicológico por no tener la manera de entender que existen diferentes formas para vivir. Y una nueva forma de vivir puede realizarse para aquellas personas que tengan el deseo sincero de dejar atrás los caminos del dolor y del sufrimiento inútil, mostrándose tal como son, aceptándose tal como son y derrumbando esas paredes de hostilidad y de ideas que quizás las han mantenido cautivas durante mucho tiempo.
Yo he reflexionado muchas veces acerca de los momentos difíciles que todos atravesamos en la vida y me he dado cuenta de que más allá de la gravedad del hecho en sí mismo, la manera en que nosotros reaccionamos o los patrones de conducta que nosotros tenemos para responder frente a las dificultades, hacen que exista una diferencia abismal entre aquellas personas que tienen un problema que logran enfrentarlo o logran convivir con él en cierta armonía cuando no lo pueden resolver definitivamente y aquellos que se derrumban estrepitosamente frente a conflictos menores que podrían ser rápidamente resueltos.
¿Y por qué la diferencia entre un ser humano y otro? La diferencia está en ese patrón de conducta aprendido, a vivir la vida como una tragedia o a no tener esa capacidad de tolerancia a la frustración frente a los fracasos o frente a las situaciones difíciles a las cuales nos podemos enfrentar.
¿Qué es la verdad o dónde está la verdad en la vida nuestra, en la vida de los seres humanos? Esa pregunta quizás no es tan difícil de responder como se nos ha hecho creer. La verdad es la realidad. Es lo que a menudo nosotros tratamos de cubrir, pero esa verdad es diferente muchas veces de lo que la mente nos dice que es real. La verdad es la experiencia que un ser humano tiene en la vida no en el pensamiento que la distorsiona. La verdad es la fuerza de la vida por sí misma. Es ahora y lo ve todo como debe ser. O sea, las cosas son como son. Claro que tú puedes elegir ver o no ver, tú puedes elegir pensar o no pensar. Pero lo que nos hace palpitar es la aceptación de la verdad tal cual es. Y la mente no puede abarcar quizás toda la verdad pero la verdad sí lo abarca todo. Entonces cuando reconocemos que nuestra mente, que es nuestra gran aliada para muchísimas cosas, puede mostrarse de alguna manera ineficaz para ver las cosas como son realmente, es el momento de que tenemos que tomar el comando de nuestra vida y preguntarnos si las cosas como nosotros las sentimos son así o realmente es nuestra visión la que le da ese color o que le da esa forma a lo que nosotros estamos visualizando o viviendo.
Y todos somos individuos, hombres y mujeres, que vamos en busca de la verdad y tenemos que adoptar una actitud positiva y prepararnos para descartar todo lo que pensábamos en algún momento que era verdad y que ahora nos damos cuenta que no lo es. Es como si nosotros dejáramos de lado nuestras creencias tradicionales para ir a la búsqueda de esa verdad a través de un camino que es el autodescubrimiento, a través del camino del diálogo interno, a través del camino del conocimiento interior, de cómo somos, de qué tipo de personas somos, de qué pretendemos en la vida, de qué caminos hemos recorrido y cuáles nos restan todavía por recorrer.
El buscador de la verdad es alguien que desea entender la realidad de cada situación aún si esto implica aceptar que lo que pensábamos antes era un error. Eso es humildad, eso es grandeza. Aceptar que antes me equivoqué pero que ahora estoy dispuesto a enmendar mi interpretación de la realidad de mi vida.
Y de una forma natural y espontánea todos los seres humanos vamos día a día tras nuestro DESEO DE SUPERACIÓN. Y te tiene que llamar la atención si en algún momento o por alguna razón, ese deseo de superación, no aparece en tu vida.
Pero antes de detenerte a pensar si vas tras tu superación o no, sería bueno preguntarte qué representa superarse en la vida. Y más allá de que puede haber, por supuesto, distintas concepciones acerca del significado de esta palabra, hay algunos objetivos que siempre están presentes cuando hablamos de esta muy particular forma de valorarse; porque superarse es una forma de valorarse, es una forma de ubicarse en un primer lugar, en un lugar de privilegio, sin ser egoístas, pero sí intentando trazar un surco y marcar un camino en la vida. Y la palabra superación se puede identificar con el deseo o la necesidad de ser mejores personas cada día, acercándonos de esa manera al pensamiento acerca de la excelencia como un estilo de vida para adoptar.
Y si partimos de la base que la excelencia es un proceso de mejora continua, superarnos perfectamente entraría dentro de este concepto. Pero no solamente la excelencia está involucrada en esa necesidad de crecer y avanzar por los caminos de la vida, sino también que nuestros sueños se convierten en dos alas enormes que amparan los objetivos que perseguimos, exigiéndonos una observación muy delicada y muy minuciosa de nuestros progresos. Y yo te pregunto cuándo fue la última vez que tú te detuviste a pensar en cuáles han sido tus progresos, y me adelantaría a decir que seguramente tienes bien claro cuáles han sido tus dificultades, tus fracasos o tus pérdidas, pero no tienes muy claro cuáles han sido tus progresos, cuáles han sido tus avances, cuáles han sido las decisiones que tú has tomado en los últimos tiempos y que más allá de que alguna de ellas no haya sido todo lo satisfactoria que tú esperabas, de cualquier manera marcan una autonomía y una independencia de pensamiento y de sentimiento.
Y quizás a ti te suceda lo que a la enorme mayoría de los seres humanos y es que te detienes siempre a sufrir por lo que no tienes o por lo que anhelas sin percibir que además de que es cierto que algunas cosas que necesitas hoy no las puedes tener, también has sido exitoso en otros aspectos de tu vida. Y es precisamente apoyándote en esos progresos que tú lograrás llegar a la meta que anhelas. No deteniéndote y victimizándote por aquellas cosas negativas en tu vida, sino apoyándote en aquellas positivas que van a ser el trampolín que va a empujarte, que va a lanzarte hacia un futuro diferente.
Dr. Walter Dresel
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