Cuando se ama a alguien, no se le ama todo el tiempo, exactamente en la misma forma y de un momento a otro. Eso es algo imposible e incluso sería una mentira pretenderlo. Y sin embargo, eso es justamente lo que exige la mayoría de nosotros. Tenemos tan poca fe en el flujo y reflujo de la vida, del amor, de las relaciones. Nos lanzamos hacia el flujo de la marea y nos resistimos atemorizados a su reflujo. Tenemos miedo de que jamás vuelva. Insistimos en la permanencia, en la duración, en la continuidad, cuando la única continuidad posible, tanto en la vida como en el amor, se encuentra en el crecimiento, en la fluidez… en la LIBERTAD.
Son tantas las personas que conozco y los correos que recibo por el dolor al aislamiento, a la melancolía y el vacío de una vida en la que no hay nadie más que su soledad, es por eso que hoy junto contigo comparto mensajes de reflexión.
Sé que no es una tarea fácil estar solo cuando lo quieres a él, lo necesitas porque tu vida entonces se acaba, se destruye toda esperanza de poder alcanzar la felicidad personal… y la social…
Los seres humanos somos muy frágiles, nos lanzamos laboriosamente hacia adelante entablando amistades, contrayendo matrimonio, formando familias, disponiendo de muy pocos o ningún recurso para satisfacer las abrumadoras exigencias. No es de sorprender que esas relaciones que a menudo se inician con una gozosa y confiada ingenuidad, con demasiada frecuencia terminen en decepción, amargura y desesperación. El aura de magia inicial parece desvanecerse en algún punto a lo largo del proceso de un día tras otro y una noche tras otra de la existencia.
Todos hemos experimentado el sentimiento de estar totalmente cautivados por extraños y enamorados de ellos, después de unas cuantas semanas de relaciones nos hacen preguntarnos qué fue lo que alguna vez vimos en ellos. Este hecho puede reforzarse al observar el índice de divorcios, que se ha incrementado de manera tan súbita, una gran parte de este País en la actualidad vive en hogares en los que está ausente uno de los padres biológicos. Incluso, totalmente rodeados de personas, en la actualidad la depresión basada en los sentimientos de aislamiento y soledad se han convertido en el gran mal mundial. Los índices de suicidio han ido en aumento, tanto en los jóvenes, mujeres, como entre las personas de edad. Y todavía así, jamás se nos ocurre preguntarnos cuál es la razón de ellos, a fin de investigar y analizar esta amenazadora situación y encontrar soluciones que podrán guiarte hacia unas relaciones más tranquilas y perdurables.
Los estudios tanto formales como informales que se han llevado a cabo sobre el tema de las relaciones humanas durante la última década, simplemente han servido para reforzar mi creencia en la complejidad, el misterio y la comedia de la conducta humana. Somos tan extraños. Seguimos siendo el gran enigma, tan impredecible, tan vulnerable, tan maravilloso y único. Por ejemplo, la mayor parte de los estudios convienen en que la seguridad, la alegría y el éxito en la vida están directamente correlacionados con nuestra habilidad de relacionarnos unos con otros, con cierto grado de compromiso, profundidad y amor. He aprendido que la mayoría de las personas a su falta de capacidad de vivir en armonía con los demás se convierte en la responsable de sus mayores temores, ansiedades, sentimientos de aislamiento e incluso de severas enfermedades mentales.
Y a pesar de ello, incluso después de tantos dolorosos fracasos, son muy pocos los que deliberadamente han buscado una información que pueda aclarar y mejorar su dilema. Incluso, aquellos que están hambrientos de intimidad y de una mayor comprensión descubren en su búsqueda que son muy poco los lugares en donde puedes acudir en busca de ayuda.
Se realizó un estudio a un grupo de personas que mencionaran de la siguiente lista tres cualidades que fueran importantes en su relación: comunicación, afecto, compasión, honestidad, aceptación, carácter responsable, sentido del humor, romance (incluyendo sexo), paciencia y libertad. Resultó interesante que la comunicación, el afecto, la compasión y la honestidad se mencionaran como las máximas cualidades, a este mismo grupo se le pidió identificar los rasgos que considerarán los más destructivos para una relación de amor en constante crecimiento. Los resultados coincidieron de una manera notable. Reflejaron los aspectos negativos opuestos a la lista de cualidades positivas. Las cualidades destructivas para una relación de amor creciente son (en este mismo orden): falta de comunicación, egoísmo, deshonestidad, celos, falta de confianza, perfeccionismo, falta de flexibilidad (no mostrarse abiertos al cambio) falta de comprensión, falta de respeto y apatía.
Es interesante observar que a la cabeza de ambas listas se encuentran las habilidades de COMUNICACIÓN. Una vez más fue escogida por una abrumadora mayoría como la cualidad que cuando está presente, conduce al amor y resulta la más destructiva cuando está ausente, entonces, ¿Por qué tengo tanto miedo amarte y después perderte? Porque no te sabes COMUNICAR.
¿Cómo comunicarte? Debes de saber que en cada palabra tienes diferentes opiniones, prejuicios, condiciones, aunque las palabras son las mismas, pero en el momento en que las dices y el otro las escucha, no estás escuchando el mismo significado, él está oyendo un significado distinto. En el caso de los amantes (entiéndase todos los que tenemos pareja) tienen una mayor dificultad en la comunicación porque la mente femenina funciona de una forma muy diferente a la del hombre.
Los hombres y las mujeres hemos sido creados por la sociedad de modos muy distintos, y ambos tenemos que ¡vivir juntos 24 horas! Y la razón porque se hace pesado es porque en cuanto el hombre dice algo, ¿qué cree? ¡Las mujeres escuchamos algo distinto!...
Seamos pacientes.
Recuerda, Tú tienes el Control, Tú eres lo más importante. Que Dios te bendiga, nos vemos el próximo martes. Gracias.
Comentarios
que linda reflexión y que acertada. Definitivamente que la comunicación es lo primordial para cual relacion, ya sea con los hijos, con los padres, los hermanos, amigos. Pero como nos cuesta, aveces, entendernos. Será que el egoísmo y la soberbia, les gana a la comunicación?. Saludos